La amenaza invisible en las nutrias de los ríos de Colima
Por Doctor Brian Arturo Rodríguez Aguilar
El perro de agua o nutria, científicamente conocida como Lontra longicaudis, es un mamífero que se distribuye en los ríos de Colima, y cuya distribución va desde Estados Unidos hasta Argentina. Es una especie conocida por las personas que viven o realizan actividades productivas cerca de nuestros ríos; sin embargo, generalmente son muy poco conocidas por las demás. El desconocimiento de esta especie gran parte es debido a sus hábitos, ya que su mayor actividad es muy temprano o al anochecer, y tiene un comportamiento evasivo, cuando detecta alguna amenaza potencial, se sumerge y se desplaza lo más lejos posible.
La nutria es el depredador tope de la cadena alimentaria de nuestros ríos colimenses, es decir, controla las poblaciones de peces, crustáceos, moluscos y aves acuáticas. Por esta razón, es común que la nutria y los pescadores tengan una relación de competencia por el recurso pesquero. A pesar de su importancia ecológica, se encuentran amenazadas debido a la destrucción de su hábitat y la caza furtiva, pero estas no son sus únicas amenazas. Las nutrias están expuestas diariamente a pequeños contaminantes, invisibles al ojo humano, a través del consumo de alimento contaminado o la exposición al agua contaminada de los ríos. Estos pequeños contaminantes pueden ser fármacos, metales pesados o plaguicidas, los cuales solo pueden ser analizados mediante equipos especializados.
Los plaguicidas son sustancias que se usan comúnmente en actividades agrícolas, ganaderas y domésticas, con el fin de controlar plagas. Aunque controlan las plagas, también son nocivos para muchos otros organismos, incluyendo los seres humanos. La frecuente exposición a plaguicidas está asociada a diversos efectos como daños en la reproducción y desarrollo, alteraciones hormonales y cáncer. En este sentido, la nutria es una especie centinela debido a su capacidad de acumular plaguicidas en sus tejidos, y ya que tiene una dieta similar a la de los seres humanos, puede ser utilizada como alerta temprana de posibles riesgos para nosotros.
Con base en lo anterior, realizamos una investigación cuyo objetivo fue evaluar el nivel de exposición de las nutrias de la cuenca Ayuquila-Armería a 20 plaguicidas en diferentes temporadas del año. Para cumplir dicho objetivo, tomamos muestras de excretas de las nutrias, ya que es una especie protegida y muy evasiva, por lo cual es necesario utilizar técnicas indirectas que sean eficientes, logísticamente simples y no invasivas.
El muestreo consistió en recorrer diferentes tramos de los ríos. Cada tramo estudiado tuvo una longitud de 5 km y una separación de al menos 5 km entre cada uno. Esto se debe a que una nutria adulta macho puede desplazarse hasta 5 km, de esta manera, pudimos asegurar medir subpoblaciones diferentes en un mismo río. Después, en laboratorio realizamos diferentes pasos para eliminar posibles interferencias que pudieran perjudicar el análisis de las muestras.
Los resultados de la investigación nos permitieron determinar que las subpoblaciones de nutria están expuestas a diferentes tipos de plaguicidas: un fungicida, 5 herbicidas y 5 insecticidas. Además, algunos estuvieron presentes en el 100% de las muestras, tales como picloram (herbicida), emamectina (insecticida), lambda cihalotrina (insecticida) y metomilo (insecticida). Los resultados con un 100% de detección son poco comunes y nos señalan un uso intensivo de plaguicidas y una exposición continua por parte de la nutria. Asimismo, todas las muestras presentaron al menos 4 plaguicidas en mezcla. Cabe señalar que los resultados no mostraron una diferencia entre la temporada de secas y lluvias, siendo estadísticamente similares independientemente de la temporada en la que se tomaron las muestras.
Además, se observó que la nutria es capaz de tolerar sitios contaminados por descargas de aguas residuales domésticas, industriales o agrícolas, e inclusive tener poblaciones más grandes que en sitios considerados con buen grado de conservación. Esto podría estar relacionado a factores aún más importantes como la disponibilidad y tamaño del alimento. Sin embargo, aunque la nutria puede distribuirse en sitios contaminados por plaguicidas, no significa que se encuentren saludables, ya que los plaguicidas generalmente inducen efectos crónicos que se reflejan en el mediano y largo plazo, e inclusive pudieran reflejarse hasta en las siguientes generaciones.
La contaminación por plaguicidas tiene que ser abordado de manera multidimensional, con el fin de establecer mecanismos para disminuir progresivamente su uso, evitar contaminación ambiental y limitar la exposición hacia los seres vivos. Asimismo, es sustancial lograr la coordinación entre el gobierno, industria y academia para enfrentar las problemáticas provocadas por el uso intensivo de plaguicidas, hacia la búsqueda de alternativas de control de plagas que no afecten trascendentalmente el rendimiento de los cultivos sin dejar de lado el cuidado del ambiente y la salud pública. Este trabajo se encuentra publicado en la revista Environmental Monitoring and Assessment y puede consultarse en: https://doi.org/10.1007/s10661-022-09952-3.
*Posdoctorante en la Universidad de Colima y profesor de Ingeniería Química en Alimentos de la Facultad de Ciencias Químicas y de la Licenciatura en Gestión y Reducción al Riesgo de Desastres de la Universidad de Colima
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