Por Diana Illa Cruz
La escritora, politóloga y activista LGTBI ecuatoguineana Melibea Obono advierte de la violencia en el ámbito familiar, educativo, social y legislativo que sufren las personas del colectivo en Guinea Ecuatorial, que se encuentran desprotegidas ante una arraigada y dominante cultura homófoba.
La homosexualidad es un tema tabú en el país de África Central, cuya existencia se ha negado durante mucho tiempo por parte de los poderes públicos, a la vez que se han invisibilizado las violencias en contra de estas personas.
Obono, especializada en temas de género y mujeres en África, habla en una entrevista con EFE sobre el peligro que corren las personas LGTBIQ+ en el entorno familiar, no solo por las terapias de conversión -que son legales en Guinea Ecuatorial, pese a que la ONU las considera una práctica equiparable a la tortura-, sino porque algunas familias llegan incluso a envenenar a sus hijos para “quitárselos de en medio”.
Pero la activista señala la LGTBIfobia instalada en el país como un rechazo transversal que va más allá de las familias: “Cuando llegan al colegio se encuentran con el acoso, y cuando salen a la calle se topan con violencia”, explica.
Desprotección, incertidumbre y falta de transparencia legislativa
Dentro del marco legal de Guinea Ecuatorial hay varias normas que castigan la homosexualidad. El Código de Justicia Militar, directamente heredado del régimen franquista español, penaliza con entre 6 meses y 6 años de prisión a las personas LGTBIQ+. Según Obono, ya hubo varios consejos de guerra contra mujeres lesbianas del Ejército.
La incertidumbre se extiende a la Ley de Vagos y Maleantes, también impuesta por Franco durante 1954 en la antigua colonia española, ya que “no se sabe si está en vigor, pero se aplica”, castigando la homosexualidad como “representación del escándalo público”.
“Cualquier ley que ofrece algún tipo de posibilidad de detención de una persona LGTBIQ+ la convierte en objeto de negocio para militares corruptos”, reprocha la escritora.
Es habitual que miembros de los cuerpos de seguridad amenacen a personas del colectivo con detenerlas si no les pagan grandes cantidades de dinero, pues conocen el miedo que tienen a la violencia, tortura y violaciones a las que pueden ser sometidos si van a la cárcel.
Obono denuncia una dinámica represiva que normaliza las detenciones arbitrarias: “Para muchos policías y militares, una persona LGTBIQ+ es más rentable en la calle, porque cada vez que lo veas por la calle va a tener que pagar, a diferencia de en la cárcel”.
Por otra parte, la autorización del Vaticano para bendecir a personas LGTBI a principios de este año provocó convulsiones en muchas Conferencias Episcopales africanas, que se pusieron en contra de esta declaración del Papa.
Una discriminación agravada por la situación socioeconómica
Esta discriminación “es una cuestión de estatus social”, defiende la escritora, pues aquellos con más poder adquisitivo “no están expuestos, nadie se atreve a entrar a sus casas o detenerlos”.
“Las personas poderosas, como senadores, diputados o ministros, cuando ven que un hijo o hija suya es homosexual o transgénero, sobre todo, lo sacan del país porque saben que no lo pueden proteger de las prácticas tradicionales homofóbicas”, explica.
Los que se quedan son los de origen pobre, pues “una persona ecuatoguineana con poder no deja crecer a su hijo LGTBIQ+ en Guinea”.
La homofobia ya existía en la sociedad precolonial guineana
En Guinea Ecuatorial, existe la creencia de que la homosexualidad es algo heredado del colonialismo, lo que evidencian las críticas que recibe la activista: “Los blancos hablan a través de ti”, le reprochan habitualmente.
Sin embargo, Obono recuerda que la homofobia ya estaba presente antes del colonialismo.
Según la activista, hay 2 tipos de homofobia, “2 capas de opresiones”: la étnica, presente en todos los pueblos del país, y la que proviene de los poderes públicos influenciados por el colonialismo occidental.
“Si solo trabajamos la homofobia institucional a través de las leyes que llegaron con la colonización, estamos dejando de lado la homofobia que ya existía”, afirma.
A pesar de las dificultades, Obono se muestra optimista: “El cambio empieza por lo social”, dice Obono, y cree que es posible en un futuro en Guinea Ecuatorial, pues algunos jóvenes ya empiezan a ser más tolerantes con la diversidad sexoafectiva y se oponen a la cultura del rechazo.
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