Monetización y financiamiento
Por Adalberto Carvajal
En el Primer Encuentro de Comunicador@s Independientes: “Informar es liberar”, que se realizó en Palacio Nacional el 30 y 31 de agosto, se habló mucho sobre monetización. Un tema que Inna Afinogenova, la periodista rusa afincada en España, que presentó las conclusiones de la mesa 3 (“Autofinanciamiento, monetización y publicidad, ¿cómo financiar el periodismo alternativo?”) considera muy importante porque:
“Cuando nos juntamos los creadores de contenidos alternativos, esto es, de pequeños medios, hablamos con mucha ilusión de la batalla de ideas, de la batalla cultural. Pero nunca, nadie pone sobre el tapete un hecho: el periodismo es, en primer lugar, un trabajo”; y, como todo trabajo, la creación de contenidos tiene que ser una actividad remunerada. “De ilusión no vamos a comer. Tenemos que ganar algo de dinero”.
En un encuentro de periodistas profesionales y comunicadores amateurs que, fundamentalmente, difunden noticias, conversaciones y opiniones a través de las llamadas redes socio-digitales, se habló mucho de cómo evitar la censura de los algoritmos. “Porque esto, señores, es censura”. Censura de los algoritmos como el de Facebook o el de YouTube que obligan a “recurrir a triquiñuelas y artimañas para que, al hablar de genocidio, no te tumben el canal”.
Cuando todo el Mundo está observando en vivo cómo se desarrolla un genocidio, resulta que no puedes poner esa palabra en el titular ni en la miniatura. “Tienes que sustituir letras con cifras”, escribir un número en lugar de una letra porque si no se contradicen las normas de la comunidad. “¿Cuáles son esas normas?, ¿de qué normas estamos hablando? Es importante saber esos trucos” y nadie mejor para enseñarnos que los jóvenes. Ellos “se enteran mucho más rápido que nosotros de cómo evadir esa suerte de censura”, dice Afinogenova.
Para la exsubdirectora de Russia Today (RT) en Español, que renunció a ese sitio web en protesta por la censura que el Gobierno de Vladimir Putin decretó en el marco de la guerra con Ucrania, y que ahora es coordinadora de la agenda de América Latina en Canal Red y Diario Red, es importante “pensar a largo plazo”:
“¿Qué vamos a hacer cuando, de un día para otro, un señor en Silicon Valley decida que tu canal no puede existir?”. A Inna le pasó: 5 años de trabajo en equipo fue eliminado de la nube como parte de las sanciones por la invasión a Ucrania, porque dicho material se transmitió por un medio público ruso. De todo lo que el canal Ahí les Va de YouTube subió entre 2017 y 2022, no quedan más que recuerdos en forma de guion.
Una cultura de pago
“Más allá de pensar en ideas técnicamente muy complejas, como desarrollar nuestras propias plataformas y redes sociales, algo muy complicado teniendo enfrente a gigantes tecnológicos como Facebook, Google y TikTok con los cuales es imposible competir, tenemos que pensar cómo vamos a sobrevivir y a seguir trabajando” en ese ecosistema, dice Afinogenova en su perfecto español.
Y pone como ejemplo la experiencia financiera del Canal Red que comenzó en 2021 como La Base, un podcast de diario Público. Dirigidos por Pablo Iglesias, los medios de la marca Red se sustentan básicamente con aportes de casi 20 mil suscriptores, quienes donan 5, 10 o 15 euros al mes, conscientes los lectores y televidentes que de lo contrario “no vamos a poder trabajar”. En Red, “todos los contenidos están abiertos, no hay paywall (muro de pago) qué sortear”.
El reto a largo plazo es “la concienciación de las audiencias en torno a que el periodismo es trabajo, y que el periodismo independiente tiene que ser remunerado. Si tú no pagas por el contenido, sino que consumes el contenido en forma gratuita, es porque alguien más lo está pagando. Y éste puede ser un multimillonario, un oligarca como Ricardo Salinas Pliego o cualquier otra persona cuyos intereses seguramente no coinciden con los tuyos”.
Es un problema que las sociedades latinoamericanas no perciban la información como un bien por el que se debe pagar. En Europa sí tienen esa cultura de la suscripción económica. Pero, así como en AL la gente pone dinero para pagar OnlyFans o Netflix, debe darse cuenta de que los contenidos rigurosos, de calidad e independientes también se tienen que pagar, sostiene Inna.
En esta concienciación tenemos que trabajar, más allá de las ideas que se propongan en foros como este encuentro en el sentido de crear cooperativas de periodistas, plataformas digitales con tecnología propia o redes sociales alternativas.
Afinogenova celebra, en cambio, que entre las conclusiones de la mesa se propusiera tender “redes de creadores de contenido que nos apoyemos entre nosotros, porque solos somos muy pequeñitos, pero juntos somos muy grandes”.
Eso obliga a replantearnos la competencia entre medios emergentes y progresistas, o entre creadores de contenidos desde el punto de vista de izquierda. No tienen que ser competencias sucias, de “quítate tú para ponerme yo” o de elevarme a costa de difamar a otro. “Esto me pasa permanentemente con gente que debería ser compañera. Hay que crear entre nosotros redes de contenidos que nos ayuden a tener más proyección, y donde los que ya la tenemos ayudemos a los jóvenes a tenerla también. No acaparar la atención nosotros”.
En la mesa se propuso, además, crear “una asociación, cooperativa o empresa pública mixta de periodistas independientes; una suerte de Notimex honesta”. Y también se habló “largo y tendido de la publicidad” como fuente de financiamiento. El perfil de los anunciantes puede ser, incluso, institucional si eso no define tu línea editorial.
“Publicidad oficial no es chayote”. Al igual que se distribuyen fondos para publicidad institucional entre medios comerciales, ¿por qué no establecer criterios para que los pequeños medios alternativos puedan acceder a esa publicidad institucional y contar con algún apoyo por parte del Gobierno o del empresariado interesado en promover este tipo de contenidos?
“Esperamos que de esta reunión tan importante salga algo realmente transformador, una articulación real que nos permita dar esa batalla de ideas porque nos enfrentaremos a unos años que no van a ser fáciles, aun cuando creamos que en México tendremos 6 meses relajados.
“Deseamos que salga algo factible para una real pluralidad de medios, porque sin medios plurales, verdaderamente independientes, no habrá democracia. Con la actual concentración de medios, con medios poseídos por la oligarquía no hay democracia”, resume Afinogenova.
Finalmente, el joven youtubero que la acompañó a presentar las conclusiones de la mesa apunta que, para los medios emergentes, conseguir contratos de publicidad institucional no es fácil. Hay que cumplir ciertos requisitos técnicos, jurídicos y fiscales, como tener una página web para poder generar factura de servicios y una audiencia comprobada. Quizá, integrar una red de varios perfiles ayude en un futuro a esos medios independientes a consolidarse como una sola empresa.
Internet del Bienestar
La mesa 7 trató sobre profesionalización, acceso a tecnologías, infraestructura y capacitación. Y para Meme Yamel, directora de The Mexico News, cuando hablamos de qué es ser un profesional de la comunicación, es primordial entender que el profesionalismo no se alcanza con un título universitario.
Ser un profesional de la comunicación, dice, es “ser honesto, congruente y veraz; no creer que uno tiene la verdad, porque no existe la verdad absoluta: podemos tener opiniones y hay que ser honestos en cuanto a ellas, porque muchos nos han querido vender sus opiniones como noticia”.
La ética, apunta Yamel, es la capacidad de aceptar cuando uno se equivoca. Somos humanos, subjetivos. No podemos ser completamente objetivos porque no somos objetos, sino sujetos. Incluso detrás de los grandes medios de comunicación hay personas, mesas de información que deciden cuál va a ser el sentido que le van a dar a sus noticias, su línea editorial.
Por lo demás, hay muchas posibilidades para llegar a una profesionalización. La Secretaría de Economía, por ejemplo, da capacitación a artesanos sobre el registro de una marca. Y esos cursos podrían darse también a los creadores de contenido, para quienes es importante el registro de su cabezal cuando la distribución de materiales se hace a través de una página web.
Esta capacitación debería abarcar también los trámites del permiso que se pide al Indautor (Instituto Nacional del Derecho de Autor) para el uso exclusivo de la marca de una publicación electrónica. Estos permisos cuestan, pero cuestan todavía más cuando tienes que usar los servicios de alguien que sí sabe cuáles puertas tocar.
Se requiere capacitación también en cuestiones administrativas y financieras. No solo para saber cómo invertir las muchas o pocas ganancias que se tienen, sino incluso en tema de costos: a través de Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor) podemos tener una comparación entre los precios y las calidades de los productos que utilizamos: celulares, tripiés, micrófonos, lámparas…
Cuando hablamos de infraestructura, nos referimos al Internet. La mayoría de los periodistas independientes ya distribuye sus contenidos a través de la banda ancha, ya sea un podcast, publicación periódica o página web. Incluso quienes utilizan Facebook, Twitter o YouTube se sirven de la autopista de la información.
Ha sido un gran avance el Internet del Bienestar a través de las CFE. Y también está la propuesta que hizo la presidenta electa de lanzar un nuevo satélite mexicano para llegar con datos a todos los rincones de México. Por supuesto, con un Internet de todos y para todos, bajarían muchísimo los costos. Hoy estamos a expensas de los servicios privados de telefonía e Internet, resume la conductora de Noticias con Meme Yamel.
Colegiación y escolarización
La infraestructura y el acceso a las tecnologías que son, prácticamente el Internet, “es la parte sencilla”, ironiza la productora del podcast disponible en Spotify y Apple Music.
La etapa complicada es la profesionalización que, “insisto, no tiene que ver con tener un título o una cédula profesional, sino con nuestra voluntad”, sostiene la periodista que no ha dudado en publicar en su cuenta de X (Ya me lo cuentas con Meme Yamel) tuits donde aparece ligera de ropa y en poses provocativas.
“En este encuentro se ha hablado de integrar un congreso o una asociación de periodistas independientes, y en esta mesa 7 surgió la propuesta de crear un consejo, asamblea o colegiado latinoamericano o hasta intercontinental que no solo pueda validar nuestras experiencias, sino fortalecerlas con cursos de locución, edición y de cualquier otra habilidad que un creador de contenido pueda necesitar”.
Este plan de estudios debe hacerse a partir de “un diagnóstico sobre lo que conocemos” y una prospectiva de hacia dónde nos debemos enfocar en materia de profesionalización y de capacitaciones específicas sobre herramientas digitales, de producción audiovisual en vivo o periodismo escrito. Dentro de este consejo también se propone “una escuela latinoamericana”, donde lo más complejo sería llevar sus cursos a todas las regiones de cada uno de los países miembros.
Un tema muy importante que muchos participantes abordaron en el encuentro tiene que ver con las concesiones de radio y televisión. Y no se trata, como Yamel adelanta que podría reclamar Alina Duarte, que desaparezca esta figura jurídica. La legislación en materia de telecomunicaciones en México ya contempla las radios comunitarias, que no son medios digitales. Pero, ante la inminente reforma constitucional que llevaría las funciones del actual Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) de regreso a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la propuesta es destinar un porcentaje de esas frecuencias disponibles a las radios comunitarias que, por definición, no son comerciales y tienen su propia forma de Gobierno y de decidir su programación. En la actual normatividad, las están obligando a trabajar como si fueran comerciales y eso va en contra de su naturaleza.
En el encuentro se propuso, asimismo, establecer universidades para que esos radialistas se profesionalicen sin tener que salir de sus comunidades para ir a las grandes ciudades a estudiar comunicación. Y que usen esos conocimientos para seguir haciendo radio sin faltar al respeto a sus usos y costumbres, conservando su identidad y preservando, en fin, lo que han estado defendiendo.
Sobre todo, hacer radio sin quedar entre la espada y la pared para mantener tanto su emisora como su modo de comunicación. El actual modelo induce a que, para darle viabilidad financiera a la estación, las radios comunitarias tienen que ir en contra de lo que defienden. Por ejemplo, las obligan a promocionar música y productos que no consume, y en los que tampoco cree la comunidad. Si han de sustentarse con publicidad, debe ser promoviendo el comercio interno de sus propios productos: comida, manifestaciones culturales o artesanías.
De ahí que una propuesta integral para las radios comunitarias es que, con la llegada del Internet, puedan también convertirse en redes sociales comunitarias a partir de los programas de radio en los que ya están trabajando, sostiene Meme Yamel.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
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