Por Minoja Leilani Martínez Tortolero y Layla Ximena Silva Flores*
Japón ha sufrido una sorprendente recesión económica, cayendo del tercer lugar en el ranking mundial de economías por Producto Interno Bruto (PIB) que ocupaba hasta finales de 2023. La Oficina del Gabinete de Japón informó que el PIB nipón se contrajo un 0.4% en el último trimestre de 2023 en comparación con el mismo período del año anterior, tras una reducción del 3.3% en los 3 meses previos. Este desempeño inesperado contrasta con las predicciones de crecimiento superior al 1% que esperaban los economistas.:
Uno de los principales factores de esta caída es la debilidad del yen japonés frente al dólar estadounidense. Según el economista Neil Newman, Japón cerró 2023 con un PIB estimado en alrededor de 4.2 billones de dólares, mientras que Alemania, el nuevo ocupante del tercer lugar, alcanzó cerca de 4.4 billones de dólares. Gita Gopinath, del Fondo Monetario Internacional (FMI), había señalado previamente que la devaluación del yen, que cayó un 9% frente al dólar el año pasado, era una de las razones clave para la posible caída en el ranking.
A su vez, Japón enfrenta un aumento del costo de vida y un incremento general de precios, situaciones que han impactado negativamente en la demanda interna. El ministro de economía japonés, Yoshitaka Shindo, subrayó la necesidad de un crecimiento salarial sólido para estimular el consumo, lo cual ha mostrado signos de debilidad. El consumo privado, que representa más de la mitad de la actividad económica del país, cayó un 0.2%, en contraste con las previsiones de un ligero crecimiento del 0.1%.
Otro de los factores que más han impactado últimamente a Japón es un problema demográfico profundo: el envejecimiento poblacional. En septiembre de 2023, dicho país registró por primera vez que una de cada 10 personas tenía más de 80 años. Además, casi un tercio de la población, un 29.1%, tiene 65 años o más. Por lo cual, Japón presenta uno de los índices más bajos de nacimientos a nivel global y ha tenido dificultades continuas para proporcionar bienes y servicios a su población envejecida.
En enero de 2023, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, advirtió sobre el riesgo de que el país no pudiera funcionar adecuadamente debido a la caída en los nacimientos. La alta esperanza de vida en Japón resulta en una población cada vez más anciana con menos trabajadores para sostenerla, profundizando y aumentando los problemas económicos.
Estos factores combinados han llevado a Japón a perder su posición como la tercera economía más grande del mundo, con desafíos tanto a corto como a largo plazo que el país deberá enfrentar para recuperar su estatus y garantizar una recuperación económica sostenible.
Entre 2000 y 2019, Japón experimentó un crecimiento promedio de +0.8% anual, que se elevó a +1.2% en el período 2010-2019. En contraste, las economías avanzadas y la región Asia-Pacífico lograron crecimientos promedio de +1.9% y +2.0%, y +4.5% y +5.0%, respectivamente. Esta desaceleración se vio agudizada por la pandemia de Covid-19, que en 2020 llevó a una contracción del PIB real del -4.3%, después de una disminución del -0.4% en 2019. La recuperación posterior fue lenta, con un crecimiento de +2.3% en 2021 y +0.9% en 2022, a pesar del levantamiento de las restricciones por el Covid-19.
En 2023, el crecimiento del PIB se aceleró a un estimado de +1.8%, devolviendo el PIB real a los niveles de 2019. Este repunte ha sido impulsado principalmente por el consumo privado, compensando la disminución en las exportaciones netas debido a la débil demanda global. Se espera que el crecimiento anual del PIB real se modere a aproximadamente +1.0% en 2024-2025, aún respaldado por el gasto y la inversión domésticos, pero limitado por los mayores costos de insumos y un comercio débil. A largo plazo, se prevé que Japón regrese a su tasa de crecimiento estructuralmente baja prepandemia de poco más de +1% anual hasta 2028.
Debido a los factores mencionados anteriormente se ha presionado al yen japonés (JPY), que se ha depreciado frente al dólar estadounidense. La debilidad del yen, junto con los altos precios globales de energía y alimentos, ha llevado a una mayor inflación importada. Por lo que Japón, ha entrado en recesión tras registrar 2 trimestres consecutivos de caída en su PIB, con un descenso del 0.4% en el cuarto trimestre de 2023, tras una baja del 3.3% en el trimestre previo. Este desplome, que desbarata las previsiones de crecimiento del 1.1%, ha llevado a Alemania a superar a Japón como la tercera economía mundial. Los datos, publicados por la Oficina del Gabinete Japonés, han sorprendido a los economistas, aunque algunos sugieren que la “mala calidad” de los datos del PIB en Japón podría cuestionar la exactitud de esta recesión.
En 2023, Japón experimentó un notable cambio económico con un aumento del 3.1% en los precios, el mayor incremento desde 1982. Este cambio, fue impactante para un país históricamente deflacionista, se atribuye en parte a la debilidad del yen y a la influencia global de la guerra en Ucrania, que elevó los precios de los alimentos. En febrero, los precios en Japón subieron un 2.8%, cifra que el Banco de Japón proyecta para fin de 2024. Además, Japón enfrenta un desafío demográfico significativo: un envejecimiento poblacional acelerado, con casi un tercio de su población mayor de 65 años. Este panorama pone de relieve tanto la vulnerabilidad económica como el desafío demográfico del país.
En contraste con lo anteriormente visto, es sorprendente analizar el cambio que ha tenido Japón a lo largo de los años, el análisis que hacemos no es suficiente con la cantidad de historia y trayectoria que el país nipón ha afrontado. Los cambios profundos y la transición hacia una economía dirigida a una tecnología sobresaliente, aunque con ciertos desafíos. Los retos significativos resaltados, aunque no son a grandes rasgos, podemos abarcar temas muy relevantes para Japón como el constante envejecimiento de la población y las necesidades de reformas políticas sociales y económicas. Japón afronta temas importantes y que son una creciente preocupación para el Estado, creemos que se necesita un nuevo reajuste de de estrategias para asegurar un crecimiento más sostenible a largo plazo.
*Estudiantes de Quinto semestre de Relaciones Internacionales
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