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ARTÍCULO: Los documentos virreinales: testigos del pasado de Colima

Por Redacción Ago18,2023 #Opinión

Por José Luis Larios García*

El 25 de julio del presente, se conmemoró el 500 Aniversario de la Fundación de la Villa de Colima de la Nueva España, de las Indias del Mar Océano, por lo tanto, es pertinente viajar en el tiempo y remontarnos al Colima virreinal. Recordar a los actores sociales o políticos, que dieron origen a un pueblo establecido durante la conquista española.

Son 500 años de la memoria histórica, que perdura a través de los expedientes resguardados en el Archivo Histórico del Municipio de Colima. Los documentos virreinales, en su mayoría, fueron generados por los vecinos de los pueblos de la provincia de Colima y funcionarios locales, como el alcalde mayor, alcalde ordinario, alcalde de la santa hermandad, el teniente de alcalde mayor, regidores, alférez real, alguacil mayor, sargento mayor, procurador general, escribano real, interpretes, entre otros (Machuca, 2016: 127-187).

Los documentos más frecuentes son: procesos criminales por asesinatos, venta de esclavos, robo de mujeres casadas, robo de ganado, estupro, bigamia, amancebamiento, ilícitas amistades, pendencias, procesos civiles, deudas, agravios verbales, faltas a la moral, pleitos de herencias, testamentos, inventarios de bienes, cedulas reales y mandamientos, pago de tributos y alcabalas de mercaderes o arrieros, registro de minas, protocolos de escribanos, venta de vino de cocos, almonedas o remates.

De igual forma, abordan actividades de la vida cotidiana, los cuales son testigos del pasado de Colima. En la caligrafía antigua, quedó escrita la memoria colectiva de los pueblos de indios de la Nueva España, como rancherías, comarcas, nombre de vecinos, apellidos y familias; reflejan los sinsabores, virtudes, desafíos y avatares de sus pobladores, rodeados de míticos sucesos que, según José Miguel Romero de Solís, dice:

[Están] escondidos en el frio discurso de escribanos y leguleyos, los vecinos y estantes de la Villa de Colima, fueran señores y esclavos, amos y siervos, justos e injustos, españoles, naturales, negros, criollos, mestizos y mulatos, santos y pecadores –hombres y mujeres con ansias y angustias, con esperanzas y desilusiones, con la miseria y el dolor a cuestas, lo mismo que con amor y la ternura (Romero, 1995: 8).

Los textos virreinales señalan cuando la población acudía al zaguán de las Casas Reales, a escuchar al pregonero en voz alta decir la sentencia o el delito cometido por alguna persona, o bien, leer las noticias de Su Majestad. En ocasiones, el vecindario observaba con atención en la plaza mayor (actual jardín de la Libertad) las dramáticas escenas de castigos a los sentenciados, so pena de muerte a la ahorca, trabajos forzados, mutilación de miembros del cuerpo o destierro de la Villa de Colima (Rendón, 2002: 69); del mismo modo, en el silencio de la noche se escuchaban los lamentos y misericordia de los presos al interior del calabozo de la fétida real cárcel, en espera de ser azotados en la picota o pilares de las Casas Reales.

Real Provisión para que se prendan (sic) a Jorge y Antonio Carrillo, así como a Francisco Ortiz, su criado, mestizo para que los lleven a la cárcel Real de su Audiencia en la ciudad de México (8 de Mayo, 1633), AHMC: caja B-9, exp. 21, f. 1 fte.

Sin embargo, la sociedad también asistía a misa en la iglesia parroquial con el llamado de repique de campanas de su única torre (actual Catedral Basílica de Colima) y, al despuntar el alba, los fieles devotos entonaban el “alabado” e “imploraban” a “Nuestro Señor Jesucristo y la Santa Cruz” los protegiera de fenómenos naturales, enfermedades o guerras.

Por otra parte, los expedientes mencionan las actividades comerciales de la Villa de Colima, las cuales fueron esenciales para el desarrollo económico de la región de la Mar del Sur. Algunos indican lo significativo que fue la producción en las haciendas de cultivo de cacao, algodón y maíz. Se registran tiendas de comestibles o tendajones cuyos comercios ofrecían productos como granos, ceras, chocolates, harina, sal, chile, queso, vino, cajeta de membrillo, telas de tafetán, ropa de Castilla, ropa de China, camisas de algodón,  hilos, zapatos, frenos para caballo, espuelas, chuchillos, entre otros enceres (Ibid: 50 y 51).

Después de 5 siglos, la ciudad de Colima revive su historia a través de sus protagonistas: hombres y mujeres quedaron sus nombres plasmados en un papel, ya que, con el paso de sus años, lograron instituir un pueblo con polifacéticas virtudes. Recordemos a los pueblos originarios, su gente, costumbres y tradiciones. La Villa de Colima nació entre ríos y montañas, se convirtió en la sede de los poderes reales y locales que determinaron el rumbo económico, político, social y religioso.

*Investigador del Archivo Histórico del Municipio de Colima y docente de la Universidad de Colima.

jlarios47@ucol.mx

Bibliografía

Isolda Rendón Garduño, Catálogo de los fondos del siglo XVII del Archivo Histórico del Municipio de Colima, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2002 (Tesis de licenciatura en Etnohistoria).

José Miguel Romero de Solís, Archivo de la villa de Colima de la Nueva España. Siglo XVI, Colima, Archivo Histórico del Municipio de Colima, t. I, 1995.

Paulina Machuca, Elites y gobierno en Colima de la Nueva España. Siglo XVII, Gobierno Federal, Gobierno del Estado de Colima y Archivo Histórico del Municipio de Colima, 2016.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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