Por José Luis Negrete Ávalos
Describiendo particularmente lo concerniente al Artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, “es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal”.
Donde además la forma de gobierno es presidencial, se precisa claramente cada una de las características en las que se pretende consolidar el pasado, presente, y futuro de una nación.
Nación que se ha desarrollado a partir del tiempo, las luchas y esfuerzos consecutivos con la única intención de mejora, teniendo como punto focal el ejercicio democrático, que a pesar de las complicaciones y lastres ha sido puerta de entrada a la pluralidad.
A la oportunidad de la alternancia y argumentación a través de las propuestas de diferentes fuerzas políticas que se posicionan en las preferencias electorales, inclusive para efectuar la continuidad de los proyectos políticos enmarcados desde el poder ejecutivo.
La pregunta inminente es: ¿Este nuevo sexenio tramitará hacia la capacidad de reinventarse en los aires de la apertura, sin temor a innovar y corregir?
El inicio de este octubre 2024 es muestra efectiva de esa probabilidad en el cambio de sexenio, más allá del caso inédito de ser encabezado por la primera presidenta de México, los reflectores estarán puestos sobre las acciones, no tan solo en el discurso alentador o las 100 propuestas destacadas en él, pues es entendible que se encuentren rasgos de continuidad.
Pero su actuar en la realidad tendrá que ser un eje de equilibrio como se comentaba en este espacio, ante la necesidad de dejar la polarización atrás, y efectuar conscientemente hechos que empaten la realidad con la buena intención, espacio en el cual todas las voces tengan eco, donde se preserve la participación de cada sector social, de forma objetiva.
Para la observación, de la administración que asume el poder, para innovar a la par de los nuevos retos y de las recurrentes problemáticas de un país que requiere de esos aires de cambio; que no ahoguen el futuro individual y colectivo, que no vicien las intenciones del inicio de gobierno, en el populismo.
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