Vie. Nov 22nd, 2024

COLUMNA: Ciencia y futuro

Por Redacción Oct4,2024

¿Qué es una Isla de Calor Urbana?

Por Ana Luz Quintanilla Montoya*

Seguramente te has cuestionado, ¿por qué hace más calor en una área de mi ciudad, que en otra? La respuesta más cercana se encuentra en las llamadas islas de calor urbanas (ICU) conocidas desde hace más de doscientos años. Aunque este fenómeno se ha documentado y estudiado en varias ciudades del mundo, existen variables que hacen diferentes las islas de calor de una ciudad a otra y de un país a otro. Lo anterior tiene que ver con la localización geográfica, si es una zona alta o baja, si hay montañas alrededor, si hay cuerpos de agua en la ciudad, el tipo de clima que le corresponde, la forma en que ha crecido la ciudad históricamente. Lo que sí sabemos, es que la presencia de éstas es cada vez más frecuente en las zonas urbanas y se asocian directamente con un fenómeno de origen térmico, y se atribuye a diversos factores que pueden ser los siguientes:

a) En una gran ciudad, las piedras, el asfalto, el pavimento y los edificios presentan una gran capacidad de absorción e irradiación de calor.

b) La lluvia que cae sobre superficies impermeables fluye rápidamente, antes de que su evaporación llegue a enfriar el aire.

c) El calor metabólico derivado de las poblaciones humanas y el calor que produce la infraestructura (casas y edificios), la combustión industrial y el calor que emiten los vehículos de transporte. todos hacen que la temperatura del aire se eleve considerablemente.

d) La pérdida de áreas verdes en las ciudades, no solamente debido al cambio de uso de suelo, sino muy frecuentemente, a la resistencia de los ciudadanos a tenerlas.

Un ejemplo de isla de calor es la zona centro de la ciudad de Colima, donde se ha encontrado con una temperatura de hasta 8ºC más alta que en las zonas aledañas. Es importante no confundirnos cuando alguien menciona que el problema del calor en las ciudades se debe al cambio climático, puesto que una de las causas principales que nos producen la creación de una ICU, es la deforestación y la urbanización. Es decir, la pérdida de áreas verdes en nuestras ciudades y la infraestructura de vivienda y laboral, así como las vías de transporte y movilidad urbana.

A lo anterior se suma el calor y la contaminación generada por el tráfico de autotransporte –que también emite calor- y la industria, como se mencionó con antelación. Y todo lo antes descrito  agrava no solamente el tener más calor en las ciudades, sino que también tiene severas consecuencias con el cambio climático debido a diferentes factores como suelen ser, el Cambio de Uso de Suelo (CUS), la deforestación, la carencia de diseño e implementación de políticas responsables en términos de planificación y desarrollo urbano, entre otros más.

Y aunque pueden manifestarse a lo largo de todo el año, las cúpulas o bóvedas de calor, son más marcadas en invierno y en verano, siendo más fácil de distinguirlas por la noche, tiempo en que el pavimento y los edificios irradian al aire el calor absorbido. Más allá de las altas temperaturas que genera una ICU, es importante resaltar que éstas tienen consecuencias negativas sobre la vida de las personas y de la naturaleza que nos rodea.

¿Podemos minimizar los efectos de una ICU? Sí, pero es necesario apostar por un desarrollo urbano sostenible, tal y como reclama la propia ONU a través de la “Nueva Agenda Urbana” creada en 2021, la cual plantea la transformación de las ciudades en espacios más habitables y más respetuosos con la naturaleza. Las ciudades apenas ocupan el 3% de la superficie terrestre pero en ellas habitan más de 4,300 millones de personas, según datos de la ONU y del Banco Mundial.

Entre las soluciones, se propone como áreas de oportunidad:  la Arquitectura Bioclimática, la Infraestructura Sostenible -fundamental para apuntalar un crecimiento económico verde-, la Movilidad Sostenible (necesidad de reducir el auto privado y diversificar el transporte urbano), Ecobarrios (incorporan más zonas verdes, regeneran espacios públicos y fomentan la educación ambiental), y Corredores Verdes: estas zonas, que además tienen diferentes usos sociales, culturales o deportivos, permiten conectar áreas naturales de la ciudad con extensas franjas de vegetación. En este punto también conviene citar elementos como los huertos urbanos.

Así que cuando vuelvas a escuchar a alguien que comenta, que le da mucho calor debido al cambio climático, ya sabes que responderle: las Islas de Calor Urbanas son creadas por los seres humanos y su escasa visión de armonía y respeto con la naturaleza. Y de igual manera, el cambio climático lo es. No es un fenómeno de riesgo natural, es un riesgo inducido por las actividades y estilos de vida que tenemos los seres humanos, sin brindar respeto a la naturaleza.

Nota: Este artículo es parte de uno de los productos que llevamos a cabo, como es el proyecto: “Riesgo Climático en Ambientes Urbanos”, que contó con el apoyo del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPPIT) de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyo investigador responsable fue el Doctor Víctor Magaña Rueda; actualmente escribimos el libro de texto, “Riesgo Climático Urbano”.

analuzqm@ucol.mx

*Profesora del Doctorado en Cambio Ambiental Global de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad de Colima

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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