El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, entró a última hora en la campaña para los comicios municipales de este domingo en apoyo a su candidato en São Paulo, una ciudad clave y en la que la ultraderecha del exmandatario Jair Bolsonaro se presenta completamente dividida.
Lula, quien había estado casi ausente de la campaña para las municipales, participó este sábado en un acto en favor de Guilherme Boulos, candidato a alcalde de São Paulo, que con 9.3 millones de electores constituye el mayor colegio electoral del país.
Ambos recorrieron la céntrica avenida Paulista, en un acto sin oradores por la veda electoral y acompañado por varios miles de seguidores de Lula, la gran referencia del progresismo brasileño.
Boulos es diputado del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y se presenta en coalición con el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula, que ha perdido peso municipal y en estos comicios solo tiene candidatos a alcalde propios en 1,379 de los 5,569 municipios.
El Partido Liberal (PL), que lidera Bolsonaro y casi no tenía presencia nacional hasta 2018, cuando irrumpió la ultraderecha, ha postulado a 1,477 candidatos a alcalde, pero en São Paulo se ha dividido tras la aparición de Pablo Marçal, un recién llegado a la política aún más extremo que el propio expresidente.
La provocación como norma de la ultraderecha disidente
Durante la campaña, Marçal ha insultado de todas las formas a sus adversarios, provocado a más no poder y difundido mentiras a granel, que le han valido sanciones de las autoridades electorales y que uno de sus adversarios perdiera la paciencia y le agrediera con una silla en un debate transmitido por televisión.
Sin embargo, con un estilo que raya en la patanería, se ha colado entre los favoritos y las encuestas la atribuyen cerca de un 20% de apoyo, igual que a Boulos y al actual alcalde paulista y candidato a la reelección, Ricardo Nunes, respaldado por Bolsonaro, quien al igual que Lula se ha mantenido distante de la campaña en São Paulo.
Marçal causó su último escándalo este viernes, cuando divulgó un supuesto documento médico según el cual Boulos sería consumidor de cocaína, lo que fue desmentido de inmediato por el socialista, que se propone llevar el asunto a la justicia penal.
Según los sondeos, la elección en São Paulo irá a una segunda vuelta el 27 de octubre, como sucederá en las 103 ciudades con más de 200 mil electores, si ningún candidato supera el 50% de los votos.
Puesto así, no se descarta que esa instancia sea disputada en la estratégica São Paulo por 2 referentes de la ultraderecha, lo cual pudiera poner en un brete al propio Bolsonaro.
Río de Janeiro y Belo Horizonte, las otras joyas de la corona
La trilogía del poder municipal, que puede ser importante en las elecciones presidenciales de 2026 por su influencia desde lo local, la completan Río de Janeiro y Belo Horizonte.
En Río de Janeiro, el segundo colegio electoral del país, con 5 millones de votantes, todo favorece al centrista Eduardo Paes, que aspira a la reelección apoyado por Lula y tiene una intención de voto que oscila entre 50 y 55%.
En Río, Bolsonaro apoya a Alexandre Ramagem, del PL, a quien acompañó este sábado en un acto en la populosa zona norte de la ciudad y no supera el 20% en los sondeos.
En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais y tercer colegio con 1.9 millones de electores, el escenario es similar al de São Paulo, con 3 candidatos empatados en torno a un 20%.
Son el centrista Fuad Noman, que aspira a la reelección, su adversario en ese mismo campo Mauro Tramonte, y el bolsonarista Bruno Engler. El PT de Lula presenta al diputado Rogério Correia, cuya intención de voto no llega al 10%.
En el resto del país, el panorama se distancia de la polarizada disputa entre el bolsonarismo y el progresismo que impera a nivel nacional y favorece a partidos de centro, que son los verdaderos fieles de la balanza política y suelen inclinarse, según la coyuntura del momento, hacia uno u otro extremo.