La novena edición del Festival Internacional ColimaJazz concluyó de manera excepcional, con un concierto que celebró no solo el género musical, sino también una figura emblemática de la escena jazzística mexicana: Roberto Aymes. El Teatro Universitario “Coronel Pedro Torres Ortiz” fue el espacio donde Aymes, acompañado por su trío, cautivó a un público que fue testigo del cierre de esta edición con un evento inolvidable.
La trayectoria de Aymes, quien conmemora 50 años en la música, no es solo una historia de éxito personal, sino un testimonio del poder transformador del arte. Desde sus inicios como rocanrolero a los 14 años, ha transitado por diferentes géneros musicales, demostrando una capacidad única para integrar influencias tan diversas como el rock británico y el rhythm and blues en su obra jazzística. Esa versatilidad no solo revela su habilidad como músico, sino también su profundo entendimiento del jazz como un género capaz de dialogar con otras formas musicales y de evolucionar con el tiempo.
El Festival Internacional ColimaJazz ha demostrado ser más que un simple evento cultural; es un espacio de resistencia y perseverancia, un baluarte para la música de calidad en una época donde los géneros comerciales suelen dominar la atención pública. A pesar de los obstáculos que ha enfrentado a lo largo de los años, esa novena edición reafirma su relevancia en la vida cultural de Colima y su papel en la promoción de un género que, como bien señala Aymes, es “música para las grandes minorías”.
La participación de músicos de la talla de Alex Mercado y Luis Martínez junto a Aymes no solo enriqueció la experiencia, sino que demostró cómo la colaboración entre artistas de diferentes trayectorias puede resultar en una presentación vibrante, capaz de reinterpretar piezas clásicas con una energía contemporánea. La libertad creativa que otorga el jazz, y que fue el motor de este concierto, resonó profundamente entre los asistentes, mostrando una vez más la vigencia de este género en la escena musical actual.
El llamado de Aymes para acercar a los niños a la música de calidad desde temprana edad es una reflexión importante para nuestra comunidad. En una sociedad donde el consumo de música está más mediado por algoritmos que por la experiencia personal, es crucial que las nuevas generaciones tengan acceso a expresiones musicales que expandan sus horizontes. La educación musical no solo forma artistas, sino que también cultiva ciudadanos más sensibles y conscientes de la riqueza cultural que les rodea.
