Por José Luis Negrete Ávalos
La cumbre del G-20 que se llevó a cabo recientemente en la ciudad de Río de Janeiro el 19 y 18 de noviembre, además de ser el principal foro de cooperación económica del planeta, donde las principales potencias mundiales representan un gran porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB).
Entre las 19 naciones y organismos como la Unión Europea que lo conforman, entre los países integrantes destacan Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Francia, Reino Unido, Rusia entre otros.
Este foro internacional no solo plantea la temática macroeconómica y comercial en el Mundo, asimismo, discute diversos temas de relevancia como educación, salud, medio ambiente, cambio climático, energía, dicho foro es fundamental para el desarrollo y la consolidación de las relaciones y avances coordinados.
El interés en el planteamiento sobre los resultados y los acuerdos que surgen a partir de esta cumbre, prácticamente determinan el acontecer mundial. Bajo esa perspectiva surge una cuestión:
¿El panorama internacional y la geopolítica se verán afectadas por las decisiones militares de las potencias mundiales?
Esto a propósito de los últimos acontecimientos y decisiones en el escenario que muestra el conflicto entre Ucrania y Rusia, a raíz de una escalada por parte de Ucrania, y el apoyo indirecto de los Estados Unidos.
Todo parece indicar posibles acciones que aumenten las tensiones entre los actores que siempre han tenido papeles distintos, pero relevantes, comunismo versus capitalismo, desde el aspecto político, una velada competencia por validar el protagonismo ante las demás naciones.
Sin embargo, el riesgo de ese protagonismo está por encima del manejo económico, se trata radicalmente de los daños colaterales que puedan ocurrir a raíz del posicionamiento de los jefes de Estado, Joe Biden y Vladimir Putin respectivamente.
Por ello, la expectativa y la incertidumbre harán acto de presencia en las próximas semanas, es aquí, donde el manejo de crisis y la diplomacia internacional jugarán un papel vital, en el establecimiento de la calma o por el contrario el recrudecimiento en la relación de los protagonistas del Mundo.
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