Mar. Dic 9th, 2025

ARTÍCULO: Testimonios documentales de la historia de Colima

Por Redacción Dic6,2024 #Opinión

Por José Luis Larios García

Primera parte

Está a punto de terminar 2024, año conmemorativo del bicentenario de Colima como territorio de la federación mexicana, establecida en el Acta Constitutiva y ratificada en la Constitución Política de 1824. Igualmente, a la villa de Colima se le concedió el título de ciudad. Por fortuna, el Archivo Histórico del Municipio de Colima conserva en su acervo, las actas de cabildo, oficios, correspondencia, borradores de contestaciones, decretos y otros expedientes que dan cuenta de los hechos.

En 1824, aún permanecían las huellas del pasado, todavía la población padecía los infortunios a causa del terremoto del 31 de mayo de 1818. Los edificios públicos quedaron inconclusos en sus reparaciones, no había dinero para tal fin. Las autoridades incitaban a los habitantes a recoger sus escombros de las calles, mejorar las fachadas de sus viviendas y limpiar sus patios las inmundicias de los animales.

En tiempos de lluvias, los viajeros no podían transitar por los caminos sinuosos de barrancas. Laura Patricia Mancilla Suro, comenta “fue el Ayuntamiento de la ciudad de Colima el que se encargó de llevar las riendas del Territorio, desde las cuestiones políticas hasta la urbanización e infraestructura” (Mancilla, 2001: 62). Este año erogaron 120 pesos en la compostura del tramo huamúchil y cuchilla del Platanar; por cierto, un poco más abajo se localizaba la “Garita de Conejo”, inmediata a Tonila. El guarda de lugar emitía recibos por el cobro de peaje y vigilaba la introducción de mercancías, con el fin de evitar el contrabando. En el siglo XIX, la “Garita de Conejo” fue una de las más importante para el tránsito de personas y la puerta de entrada al valle de Colima (AHMC: D-37-A posición 46, exp. 8, f. 1 fte.).

Colima aun no contaba con desarrollo urbano eficiente, apenas se edificaba el puente en el río principal, pues, los habitantes a menudo cruzaban al pueblo de Almoloyan y rancherías circundantes. No obstante, se presentó el proyecto en la sesión de cabildo del 7 de enero de 1824. Se nombró una comisión compuesta por los alcaldes Jacinto Barreto, José María Verduzco y el regidor Ignacio Ochoa. Los suministros no alcanzaban para consolidar a la brevedad tal propósito, fue hasta 1826 cuando se reunieron los fondos con el objetivo de concluir su construcción. La obra se extendió hasta 1830 en que terminaron los trabajos finales del puente.

A pesar de los escasos recursos, a la medida de lo posible, trataban de ajustar el presupuesto. El cabildo de 1824 debatía los asuntos prioritarios, como la reparación de la cárcel pública. El inmueble formaba parte del complejo de edificaciones conocidas en la época virreinal “Casas Reales”, situadas en el mismo lugar desde la fundación de la villa de Colima. Sin embargo, siempre fue un dolor de cabeza por controlar la seguridad de lugar, ya que con frecuencia los reos se escapaban de la cárcel. Su arquitectura rústica pendía de un hilo por estar elaborada con paredes de adobe y techos de madera. Todo indica que, lo más común fue abrir hoyos en las paredes, esperar un descuido del alguacil, o incendiar los calabozos del edificio (Larios, 2023: 122).

Las reparaciones eran constantes, así lo demuestran los recibos de gastos erogados por la comisión revisora del cabildo. En los calabozos no había letrinas, solo un espacio llamado “Sala de los desechos”. Según el regidor José Ignacio Silva, ahí se acumulaban las pestilencias e inmundicias de los reos, pues no tenía respirador. Además, “las vigas de madera se encuentran podridas y son las que detienen los tejados” (AHMC: Caja D-35, posición 46, exp. 106 bis, ff. 1 fte- 5 fte). También se repararon los calabozos, dañados desde el sismo de 1818. En la intervención se utilizó cal y ladrillo para los muros (Ibid; Caja D-41 posición 24, exp. 98, ff. 3 vta-12 fte.).

Durante el mes de abril el cabildo y vecinos más notables de Colima, se congregaron en la sala consistorial, solicitaron por medio de una carta dirigida a Lucas Alamán y Pedro Celestino Negrete, “la facilitación de una hermosa imprenta cuya muestra de letras, se presentó que costará cosa por tres mil pesos” (Ibid; Acta del 21 de abril de 1824, f. 25 fte.). Los asistentes reunieron la cantidad de 1186 pesos como abono de la imprenta. La máquina llegó a Colima el 18 de enero de 1825, pero desaprovechada y sin la mínima idea de su funcionamiento. Fue hasta 1830 cuando el joven José Ramón de la Vega y Ramón Fajardo ofrecieron pagar cincuenta pesos anuales de arrendamiento; ambos publicaron los primeros periódicos locales, convirtiéndose en precursores del periodismo (Ibíd; Acta del 28 de enero de 1830, f. 17 fte).

Luego, en agosto se decretó la prohibición de bebidas embriagantes en los días feriados acostumbrados, porque se esperaba el santoral de Nuestra Señora de Dolores y novenario a la virgen de la Mercedes, advocación mariana celebrada el 24 del mismo mes. Anticipadamente acordaron establecer las reglas con el propósito de evitar escáldalos en los barrios y arrabales.

Otros acontecimientos quedaron asentados en los documentos oficiales del Ayuntamiento de Colima de 1824. Son prueba del acontecer político, económico y social del estado, los cuales se abordarán en la siguiente entrega.

Fuentes consultadas

Archivo Histórico del Municipio de Colima

Larios García José Luis, “LA Real Cárcel de la villa de Colima: fuga, persecución y justicia” en Patricia Sánchez Espinosa (Coord.), Cinco siglos de historia e identidad (1523-2023). Quinientos aniversario de la fundación de la villa de Colima, Colima, Archivo Histórico del Municipio de Colima, 2023.

Mancilla Suro, Laura Patricia, Colima, en la búsqueda de su autonomía. El papel de la oligarquía. 1786-1857, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (Tesis de licenciatura en historia).

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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