La Universidad de Colima (UdeC) avanza hacia la consolidación de una educación superior de calidad, respaldada por una infraestructura moderna, funcional y sustentable. La reciente entrega de 9 aulas en el Campus Coquimatlán, encabezada por el Rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño, no solo implica una inversión de más de 3.3 millones de pesos, sino también un compromiso tangible con el bienestar académico y el desarrollo integral de nuestra comunidad universitaria.
La inauguración de las aulas para la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME) y la Facultad de Ciencias Químicas destaca por su doble enfoque: atender las necesidades inmediatas de los estudiantes y docentes, y proyectar una visión de futuro a través del Programa “Nearly Zero Emissions”. Ese esfuerzo no es solo un acto administrativo o técnico, sino una muestra de cómo la UdeC asume un liderazgo en la construcción de espacios sostenibles, alineados con las demandas globales de eficiencia energética y responsabilidad ambiental.
Es especialmente relevante que esas nuevas instalaciones incluyan paneles solares y tecnología que optimiza el consumo energético. Ese avance convierte al Campus Coquimatlán en un modelo de sustentabilidad que puede replicarse en otros planteles universitarios. La apuesta por reducir emisiones y mejorar la eficiencia energética es más que una iniciativa de infraestructura: es una declaración de principios que refuerza el compromiso de la Universidad con un desarrollo sostenible y responsable.
Además, las acciones de mantenimiento y adecuación realizadas en esas aulas reflejan una visión integral que va más allá de lo estético. Escaleras rehabilitadas, nuevas luminarias, sistemas de voz y datos, ventilación eficiente y espacios para investigadores son el resultado de un enfoque centrado en la funcionalidad y el aprovechamiento óptimo de los recursos. Esas obras responden a las necesidades actuales y también prepara a la Universidad para afrontar los retos que plantea la expansión de la cobertura educativa, como lo demanda el Gobierno federal.
Recordemos que las inversiones realizadas solo tendrán un impacto duradero si los espacios son cuidados y utilizados con responsabilidad. Como comunidad, debemos entender que el esfuerzo por mejorar nuestra infraestructura va de la mano con un compromiso ético y colectivo para preservarla y maximizar su utilidad.
La Universidad de Colima no solo está construyendo aulas; está cimentando un futuro donde la educación de calidad y la sustentabilidad sean los pilares de su identidad. Como universitarios, universitarias, tenemos el deber de respaldar ese esfuerzo, ya sea desde las aulas, los laboratorios o los espacios administrativos. Al final, cada acción cuenta para fortalecer el sueño colectivo de una Universidad que sigue marcando la diferencia en Colima, México y el Mundo.