Vie. Abr 11th, 2025

ARTÍCULO: Aprendiendo en la relación de pareja

Por Redacción Mar6,2025 #Opinión

Por Maestra Ruth Holtz

Las relaciones humanas son fundamentales para el desarrollo. Especialmente la relación de pareja nos brinda muchas oportunidades de conocernos “en las buenas y en las malas”. Todo empieza desde que atraemos a alguien o alguien nos atrae. No es casualidad, como un imán nos juntamos con personas que tienen características similares o complementarias, vivencias en común, mundos internos parecidos, actitudes y formas de ver la vida también de alguna manera coincidentes.

De por sí una relación es como verse en un espejo, si además hay razones conscientes e inconscientes que nos conectan con determinadas personas, lo que vemos es un reflejo de nuestra vida, nuestra situación y/o nuestro nivel de madurez igual al otro o complementario a nuestras necesidades y preocupaciones más hondas.

La pareja se forma de dos personas que se unen en duplo como los guantes semejantes y complementarios. Lo que buscamos en esa complementariedad es por lo pronto, aliviar la soledad, amar y ser amados. Tenemos motivos conscientes como formar un hogar, tener hijos, tener una pareja sexual, ser felices, en fin. En este estadio de elección podemos aprender de esta búsqueda quienes somos, por qué no podemos estar solos o para qué queremos compañía y de qué tipo. Y no porque queramos investigar, si no que cuesta negociar con la otra persona y hacer coincidir expectativas. Veremos más adelante que las alianzas más profundas e inconscientes obran en contra de una unión simple sólo para compartir y pasarla bien. El sexo parece fácil y cuando se pasa el fuego intenso del comienzo, la rutina, las maneras veladas de “negarse al otro por…” se llevan lo que un día parecía el puro placer. Los hijos vienen a cuestionar todo lo que hemos sido y nos pueden llevar a conflictos de muchas maneras posibles.

En un segundo estadio, aun en un nivel consciente podemos hablar de si hay afinidad, si realmente “ambos caminan en la misma dirección y quieren las mismas cosas”. Dicen que “cada cabeza es un mundo” y en el caso de las relaciones de pareja parece que no es un mundo es el universo entero el que nos diferencia. Tener proyectos en común que nos permitan avanzar juntos, desde lo más simple que es querer vivir en el mismo lugar y poder tener una rutina de trabajo que les permita convivir, hasta que elijan cosas similares que los identifiquen y hagan fluida la plática o fácil el compartir mundos. Sentir pasión por cosas similares, admirarse y tener esa “química sexual” son parte de esta afinidad. Alguien con mucho apetito sexual y otro con apatía hacia el contacto, pueden hacer del sexo una tortura. Aprender a soltarse sexualmente y aceptarte físicamente para abrirte a una entrega placentera es todo un desafío para algunos. Sentir amor verdadero y ser capaces de amar con todo lo que son es lo que da felicidad a ambos, ver feliz al otro, llena. Si no sabemos amar el mutuo reclamo, si hay un desequilibrio entre el dar y el recibir, el resentimiento, la culpa, la frustración y el egoísmo pueden hacer de la relación un infierno.

Y si además, en la profundidad reconoces que tu pareja se parece a tu madre o que ambos reproducen la relación de tus padres que no has podido superar, sus vicios, sus debilidades o su forma de ser pues entonces las cosas se complican más. Entras en el terreno del inconsciente, de averiguar cuáles han sido las situaciones que más te han dolido en tu infancia o posteriormente en tus relaciones anteriores. Y lo que es seguro es que te des cuenta que las estás repitiendo con tu pareja actual. Es complementario como los guantes. Lo que te pasó a ti, le pasó a tu pareja y resulta que ambos están viviendo lo mismo que querían evitar. Están coludidos en patrones inconscientes. El patrón inconsciente es el tema, conflicto, problema que nuestro inconsciente repite de nuestra historia “como si” buscara una alternativa diferente, un desenlace distinto, quisiera demostrar algo o cumplir con un pacto o contrato tácito. En nuestra infancia y adolescencia pudimos ser partícipes de algún modo de los problemas de la pareja de nuestros padres o del trato que recibíamos de ellos. Dependiendo de con quién nos identificamos más, si con papá o con mamá, y a quién rechazamos, que podemos tomar partido y buscar en nuestras relaciones reproducir la relación conflictiva de nuestros padres para demostrar que podemos hacerlo mejor. En este nivel aprender es “trabajar en lo echado a perder” por nuestros ancestros para “trabajar en lo echado a perder” por nosotros y nuestras elecciones. Y si triunfamos seremos libres de hacer una vida sin el peso de demostrar nada, de sanar nada ni de compensar lo que sufrimos. Sólo vivir sin expectativas ajenas a la relación misma. Es el objetivo de la psicoterapia.

* Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40             Correo: biopsico@yahoo.com.mxLas opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario

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