Por Marcial Aviña Iglesias
Quienes son asiduos lectores de la Biblia encontraran entre sus letras que, en el libro de Génesis, Dios creó el Mundo en 6 seis días y descansó el séptimo, en Éxodo, se dice que el séptimo día es de descanso, dedicado al Creador, que para los judíos es el Sabbat o Shabat, es decir, el sábado, pero con tal de llevarles la contraria, los cristianos lo cambian por la tradición hebrea de Yom Rishon (Primer Día), que equivale al domingo de acuerdo a nuestro calendario beato. Y así fue como comenzó el suplicio mental… eso es como si el cuerpo te dijera: ¡ya que has estado fingiendo ser un adulto funcional toda la semana, ahora es tiempo de pagar el precio estresándote en domingo! El escritor Efraín Huerta, en su obra El Gran Cocodrilo en Treinta Poemínimos, resume tal situación de esta manera: “Todos los lunes descubro que llegué muy tarde a mi fin de semana”.
Es como si el domingo fuera el día en que tu cuerpo y tu mente se unen para decirte: ¿Recuerdas cuando eras joven y no tenías responsabilidades? ¡Ja! Aquí tienes la factura por todo eso. ¡Disfruta de tu ansiedad y tu estrés, pues ya merito se te acaba este único día de asueto! Pero en serio, ¿quién inventó este concepto de “día de descanso”? ¡Es un engaño! El domingo no es un día de descanso, es un día de preparación para la ansiedad del lunes.
Y no me digas que es porque “el lunes es un día de trabajo”. ¡Eso es solo una excusa! La verdad es que el domingo es el día en que tu cuerpo y tu mente se preparan para la batalla, que es la semana laboral. Sabes que en tu espacio godín, el lunes te acechan las ojeras de las tareas pendientes acumuladas, las arrugas de todas esas notas adhesivas que dejaste para alimento del balance negativo vida-empleo y lo más triste, todo ello que no te permitió desconectarte del trabajo el fin de semana.
Así que, si alguien me necesita, estaré aquí, tratando de sobrevivir al estrés del domingo. ¡Y si alguien sabe cómo hacer de los domingos los nuevos viernes, por favor, compártalo! ¡O mejor aún, comparte un café y una aspirina, que es lo que realmente necesito!
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