Dom. Mar 30th, 2025

COLUMNA: Cotidianas

Por Redacción Mar26,2025

Maestros

Por Jorge Vega

Junto con Zamarripa, Rafael Sandoval fue uno de los pocos artistas que brillaba en el Colima de principios de los noventa. Era nuestra vanguardia. Había estado en Europa y conoció durante su formación a Darío Fo, Seki Sano y Salvador Novo.

Para mi gusto, insistía demasiado en el género de la farsa. En una de las entrevistas que le hice, le pregunté por qué. Quise argumentar que una o dos obras en ese género estaban bien, pero no cuatro o cinco. Que escuchar siempre el mismo sonsonete en sus actores me sacaba a empujones de sus escenarios.

No me dejó terminar. Me acusó de ser un amante del melodrama, de preferir obras como “Mi bella dama”, que incluso hoy no he visto, y dio por finalizada la entrevista. Con Sandoval, nunca sabía si hablaba en serio, si se estaba riendo por dentro o en verdad estaba enojado.

Esta semana me acordé de aquellos años al ver en YouTube una entrevista que le hicieron en la UdeG para la serie “De propia voz”. Lo vi todavía entero, aunque más viejo y sin la lucidez crítica de antes. Habló maravillas de él mismo, de cómo sus obras llenaban los teatros, de la valentía con que enfrentó a sus críticos y de los amigos poderosos que siempre tuvo.

La vejez es dura. Sin embargo, junto con Zamarripa y Jorge Chávez, a Sandoval le tocó abrir brecha en Colima, hacernos más fácil el camino a las generaciones siguientes. Jamás logré intimar con ellos. Nunca pude con esa admiración que sentían por los políticos. Se henchían de orgullo al decir que tal o cual gobernador o presidente se había fijado en ellos.

Fueron otros tiempos, otras necesidades. Nosotros ni siquiera hemos construido un teatro; apenas llevamos ganadas unas cuantas becas, publicamos poemarios que nadie lee, novelitas que no se entienden y conseguimos algunos premios literarios. Nada especial.

Me hubiera gustado tenerlos más cerca, preguntarles si lograron salir de la noche oscura del alma, si vivieron una de esas noches feroces. Tal vez hubiéramos encendido una luz más grande para Colima, juntos. Pero nunca escuché en sus voces rutas nuevas, vivas, por las que pudiéramos seguir avanzando, rutas que fueran más allá de lo que aprendieron en Europa. Sus caminos eran otros.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

Autor

Related Post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *