Un viaje invisible: el camino de los microplásticos hacia los alimentos
Por Doctora Vilma del Carmen Salvatierra Stamp*
Aunque no podamos verlas, diminutas partículas conocidas como microplásticos están presentes en el medio ambiente y pueden ingresar a nuestro cuerpo. Provienen de objetos cotidianos como envases, ropa, juguetes, etcétera, y su impacto ambiental es un tema de creciente preocupación.
En la línea de investigación que desarrollo junto con estudiantes de los programas de Ingeniería de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Colima, nos centramos en cómo los microplásticos llegan al organismo a través de alimentos y agua. Las y los estudiantes trabajan en sus tesis debido a que estudios recientes han detectado la presencia de diversos microplásticos en productos cárnicos, legumbres y cereales, lo que plantea dudas sobre sus efectos en los ecosistemas y en la salud humana. Aunque se sabe que pueden acumularse en tejidos humanos, de animales y de plantas, aún es necesario profundizar en los riesgos específicos que representan.
Hemos ampliado la investigación para comprender mejor las propiedades de estas partículas, sus fuentes, las vías de exposición, sus posibles efectos tóxicos y los métodos para identificarlas. Además, es fundamental fortalecer la legislación para abordar este problema y proteger tanto el medio ambiente como la salud humana.
El problema está vinculado a la contaminación de cuerpos de agua debido al vertido de plásticos que se degradan en partículas pequeñas. Otras fuentes incluyen la transferencia desde envases hacia alimentos y su uso en la agricultura y la ganadería. Las actividades que generan estas partículas abarcan desde la producción de nuevos plásticos hasta procesos industriales como fundición y galvanoplastia. También se liberan durante el transporte, almacenamiento y cocción de alimentos.
La mayoría de estos contaminantes provienen de la degradación de plásticos mayores, que por factores como viento y agua se fragmentan en partículas microscópicas. Entender estas fuentes es clave para reducir la exposición a los microplásticos y mitigar sus impactos en el ambiente y los ecosistemas.
En cuanto a los riesgos para la salud, la investigación sigue en curso. Aunque organismos reguladores intentan determinar niveles seguros de ingesta, se han identificado posibles efectos adversos como daño gastrointestinal, obstrucción intestinal y toxicidad asociada a ciertos plásticos. Un aspecto crítico es que estas micropartículas pueden transportar sustancias tóxicas adheridas a su superficie y liberarlas en el organismo, aumentando los riesgos debido a la alta cantidad de microplásticos ingeridos.
Estudios realizados en peces y otros organismos han mostrado que la composición química y estructura de estas partículas pueden liberar compuestos tóxicos. Sin embargo, el conocimiento actual no permite realizar evaluaciones completas sobre los riesgos de estos contaminantes, lo que subraya la necesidad de seguir investigando.
En el marco de mi investigación sobre contaminantes emergentes, he comenzado a analizar microplásticos en alimentos de consumo frecuente para generar información confiable. He investigado métodos para detectar y analizar estas partículas, que pueden ser complejas debido a su composición química. Aunque no existe un método estándar, las técnicas se agrupan en dos categorías principales: métodos espectroscópicos basados en microscopía óptica y técnicas enfocadas en materiales multicapa.
La forma y estructura de los microplásticos depende del tipo de polímero, el propósito del material y las condiciones a las que ha estado expuesto; sin embargo, su variabilidad complica su clasificación, lo que limita la precisión de su identificación. A pesar de estos retos, desarrollar nuevas tecnologías y enfoques analíticos es esencial para entender mejor este problema y sus implicaciones.
En México, las concentraciones de microplásticos en las aguas son preocupantes. Estas partículas provienen principalmente de fuentes terrestres, pero identificar sus orígenes exactos es complicado debido a la dispersión de desechos y la falta de técnicas analíticas adecuadas. Aunque no se puede determinar de inmediato el impacto biológico, se sabe que los microplásticos representan riesgos para los ecosistemas acuáticos. En algunos casos, estas partículas se cargan con bacterias debido a su flotabilidad, alterando su estructura y generando efectos negativos aún poco comprendidos. Estos efectos son complejos y requieren más tiempo y recursos para investigarse.
A través de esta investigación, el objetivo es avanzar en la identificación, comprensión y manejo de los microplásticos, contribuyendo con otras indagaciones, y por qué no, con políticas necesarias para reducir su impacto y proteger el medio ambiente y los ecosistemas.
*Profesora de tiempo completo e investigadora de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Colima
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

