Lun. Dic 8th, 2025

COLUMNA: Escaparate Político

Por Redacción May23,2025 #Opinión

Por Amador Contreras Torres

(Segunda de 2 partes)

LO RELEVANTE. En la edición de ayer, nos referimos al tema candente que ha estremecido a la república. El crimen de los funcionarios más cercanos a la jefa de gobierno de la ciudad de México y que se perfila como un reto no solo a las autoridades de la capital del país, sino al Estado mexicano en su conjunto. Pues no es un simple crimen callejero, sino algo más estructurado y por ende desafiante a juzgar de la alta complejidad técnica, logística y precisión de que hicieron gala causando un profundo impacto en plena conferencia mañanera presidencial, precisamente a la hora en que se elogiaban los méritos y los avances de la seguridad nacional. El timing no podría ser más explosivo y contundente y exhibieron las gritas en el liderazgo y las visiones encontradas en el proyecto nacional y en las formas y métodos con que se debe enfrentar el tema de la seguridad nacional. Más de lo mismo, o cambiar lo que no funcionó. Desde los asesinatos del Cardenal Posadas, de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu en 1994 hacía mucho tiempo que no se cometían crímenes con tan alto impacto político, como el, ocurrido este martes 20 de mayo en una de las avenidas más transitadas de la capital del país. Así las cosas, en cadena nacional, vimos la fuerza creciente y el protagonismo que cobró el secretario de seguridad ciudadana Omar García Harfuch, que parecen perfilarlo a la presidencia de la república. Es el heredero de una dinastía que ha estado en los altos mandos de la nación en los temas de la defensa nacional, la seguridad nacional desde los cruentos tiempos de la matanza de Tlatelolco en 1968 y la guerra sucia de los setentas para hacer frente a la guerrilla en la sierra de Guerrero y en las zonas urbanas por parte de la liga comunista 23 de septiembre. A Omar García Harfuch le reprochan todo, los demás miembros del gabinete que no lo quieren y no comparten sus métodos. No les gusta que la presidenta Sheinbaum lo prefiera y lo consulte. No les gusta su forma de vestir, estilo Peña Nieto, con trajes de gala Ermenegildo Zegna, con perfumes caros y franceses, no les gusta que no se vista como Noroña, no les gusta que no sea de Morena y que provenga de una dinastía de los tiempos de la presidencia imperial del PRI. FOULCATT. Los criminales mandaron un mensaje siniestro e intimidatorio contra los funcionarios de la ciudad de México y de todo el país. El doble asesinato cimbró a la nación. Sin embargo, hubo un efecto imprevisible y no deseado por los criminales y sus jefes. El empoderamiento súbito de Omar García Harfuch. Sí querían intimidarlo y sacarlo de la jugada, el efecto fue contradictorio y opuesto. Por unos minutos, Omar, como le dice la presidenta Sheinbaum, era el hombre más poderoso de México. Michael Foulcatt, heredero del pensamiento de los grandes filósofos como Nietzsche, Heidegger, Adorno y Sartre, reflexiono profundamente sobre el fenómeno del poder. El escribió sobre la microfísica del poder. Sobre el poder real, de un personaje, ya sea en la calle o en los laberintos más profundos del poder y del Estado. Y él, decía que hay poder real y poder formal. Puede haber poder formal, pero puede no ser un poder real, y de repente surge el carisma y el liderazgo que suplanta o erosiona cualquier poder formal. Por unos instantes en cadena nacional, chocaron dos proyectos de nación. Dos visiones opuestas sobre lo que debe ser la seguridad en México. Los que no querían a Harfuch se quedaron con un palmo de narices. Por unos momentos cruciales, Harfuch era el hombre más poderoso de México, rebasando de facto, no de jure, a todo, el gabinete presidencial. Fue un efecto no deseado por sus enemigos, pero el efecto y las secuelas ahí están para quien lo quiera ver. Pareciera que los tiempos de la sucesión presidencial se adelantan ante las fuertes presiones que vienen desde Washington, desde la Casa Blanca. INSEGURIDAD. De inmediato, muchos funcionarios solicitaron escolta, renunciaron o pidieron su relevo o cambio de ubicación. Clara Brugada está rebasada y atemorizada. Se revisa a todo mundo que se le acerca o solicita hablar con ella. Se perfila el tiempo gélido del miedo y de la incertidumbre. En efecto, la política es el reino de la incertidumbre, pero cuando hay violencia, todo se vuelve más atroz y explosivo y la sociedad vive atenazada por el miedo y la inseguridad. Han sido días muy difíciles para México y los efectos aun no cesan y no alcanzamos a vislumbrar a la hora del “crepúsculo de los Dioses”, como dijera Federico Nietzsche. LA ANÉCDOTA. En 1968, la violencia en las calles, y las protestas de los estudiantes parecían rebasar al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. Un fin de semana, el secretario de la defensa, Marcelino García Barragán – padre de Javier García Paniagua y abuelo de Omar García Harfuch-, recibió en su rancho una visita inesperada. Llegaron hasta su casa, funcionarios de la Casa y del Pentágono y le propusieron dar un golpe de Estado, con todas las garantías y el apoyo de los Estados Unidos. El general, un hombre, de una sola pieza, leal al presidente y a la nación, simplemente les contestó. “Eso no lo haré nunca. Les agradezco su amable visita y la solución es la siguiente: voy a hacer como que ustedes nunca lo dijeron y que yo, nunca lo escuché”. Por esa lealtad a México, esa dinastía es respetada en México y en otras latitudes.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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