¿Y si la economía de los estados de México fuera una bicicleta? Así se mueve con energía
Por Miguel Á. Tinoco
¿Te has preguntado, lector o lectora, qué pasaría si en donde vives te quedaras sin electricidad por un día? No solo se apagarían las luces y los celulares: también se detendrían fábricas, tiendas, escuelas y hospitales. En México, la electricidad es el motor de la economía de cada rincón del país. A mayor acceso a energía confiable, más oportunidades para crear empleos, innovar y mejorar la calidad de vida. Esto tiene sentido ¿verdad? ¿Y si te dijera que también funciona al revés o a lo mejor no hay relación alguna?
Déjame explicarlo, porque las preguntas suenan un poco raras al principio. Desde hace años, investigadoras e investigadores de todo el Mundo han estudiado cómo se conectan el consumo de energía y la actividad económica y han encontrado 4 hipótesis en que podrían hacerlo: 1) crecimiento, 2) conservación, 3) neutralidad y, 4) retroalimentación.
Para entenderlas mejor, imagina que la economía es una bicicleta y la energía es el pedaleo.
En la hipótesis 1 de crecimiento, cuanto más pedaleas (consumes energía), más rápido va la bici (crece la economía).
En la hipótesis 2 de conservación, si dejas de pedalear, la bici se frena. Es decir, si se reduce el consumo de energía, la economía también se desacelera.
En la hipótesis 3 de neutralidad, la bici tiene un motor automático y puede avanzar sin que la pedalees más. O sea, la economía no depende mucho del uso de energía.
Y, por último, en la hipótesis 4 de retroalimentación, la bici es híbrida; mientras más pedaleas, más avanza, pero, además, el avance recarga una batería que te ayuda a seguir pedaleando.
En otras palabras, la energía y el crecimiento se impulsan mutuamente. Así que si: cómo avanza la bici (la economía) depende mucho de cómo la pedaleas (la energía) … o de si tiene ayuda extra.
Por eso es clave saber qué hipótesis se cumple en cada país o región para tomar decisiones que ayuden a reducir el uso de combustibles contaminantes sin frenar la economía. Por ejemplo, si aplica la hipótesis 1 de crecimiento, y la economía depende del petróleo, gas natural o carbón, entonces reducir su consumo podría frenar la producción y el empleo. En cambio, con la hipótesis 2 de conservación, si se espera que la economía crezca, también va a necesitar más energía. Y si esa energía viene de fuentes fósiles, la contaminación aumentará. Entonces, las decisiones sobre energía y medio ambiente deben partir de entender cuál es la relación real entre energía y crecimiento en cada lugar.
Con esto en mente, hicimos un estudio (que pronto se publicará en una revista) para saber qué hipótesis de las cuatro planteadas se cumple en México. Los resultados son interesantes y muestran diferencias claras entre los estados de la república. En el norte (como Baja California, Nuevo León y Sonora), encontramos evidencia de la hipótesis de conservación. En el centro y centro-norte (como Colima, Ciudad de México, Jalisco, Querétaro y otros), detectamos retroalimentación; y, en el sur (como Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Veracruz y Yucatán), aplica la hipótesis de neutralidad: usar más o menos energía no cambia mucho el crecimiento.
Según los resultados anteriormente expuestos, podemos proponer algunas políticas ambientalmente responsables que no comprometan la actividad económica:
Norte del país. Se puede proponer una transición energética gradual y planificada para sustituir energía fósil por renovable. Así mismo, se pueden otorgar incentivos fiscales para fomentar la adopción de tecnologías limpias como paneles solares, cogeneración eficiente o automatización energética. Otra opción es la introducción de programas de eficiencia energética en sectores productivos clave como manufactura o industria pesada.
Centro y centro-norte. En estos estados, una buena idea es acelerar la inversión en energías renovables, como la solar y la eólica. También, impulsar el desarrollo de infraestructura verde, como transporte eléctrico y redes inteligentes. Como muchos de estos lugares ya apuestan por la innovación tecnológica, es buen momento para apoyar startups y empresas verdes. Por ejemplo: proyectos de energía solar o reciclaje energético.
Sur. Aquí, se puede reducir el uso de combustibles fósiles sin frenar mucho la economía para cuidar mejor el medio ambiente. Por ejemplo, se pueden proteger los ecosistemas y la biodiversidad para usarlos como motores económicos (ecoturismo o agroecología). También se puede fortalecer una economía basada en servicios, como el turismo o la educación, porque consumen menos energía. Y algo clave: electrificar las comunidades rurales con fuentes limpias como paneles solares.
En resumen, entender cómo se relacionan la energía y el crecimiento económico no es solo un tema académico, es una herramienta clave para diseñar un futuro más justo y verde. Cada región del país tiene su propio ritmo y necesidades, pero todas pueden avanzar hacia un modelo más limpio y eficiente, porque al final, si la economía es como una bicicleta, el reto no es solo pedalear más fuerte, sino pedalear con inteligencia, cuidando el camino que estamos construyendo para el futuro.
miguel_tinoco@ucol.mx
Enlace para consultar la investigación: https://bit.ly/44D5sPI
*Profesor-investigador de la Facultad de Economía de la Universidad de Colima. Imparte clases de economía y negocios en la Licenciatura en Negocios Internacionales, Licenciatura en Finanzas y Maestría en Gestión del Desarrollo
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