La ciencia no es un lujo, es una necesidad, especialmente cuando los retos globales se multiplican: cambio climático, salud pública, innovación tecnológica, desarrollo sostenible, entre otros más. Así, las universidades tienen la responsabilidad de generar conocimiento que aporte soluciones y abra caminos.
En ese sentido, el anuncio de la Universidad de Colima (UdeC) de financiar con recursos propios 10 proyectos científicos en 2025 no es solo una buena noticia, sino una declaración de principios.
Destinar recursos institucionales a la investigación implica entender que el verdadero desarrollo de una sociedad se sustenta en ideas, datos, descubrimientos y, sobre todo, en la capacidad de transformar ese conocimiento en bienestar colectivo.
La convocatoria Fortalecimiento de la Investigación no solo premia la calidad académica, sino que estimula el trabajo inter y multidisciplinario, fomenta la colaboración entre áreas y vincula el quehacer universitario con las necesidades reales de la comunidad, del entorno.
Los proyectos seleccionados este año son un claro reflejo de esa visión. Van desde el uso de inteligencia artificial en la educación, la evaluación de la biodiversidad en manglares colimenses o la presencia de microplásticos en ambientes costeros, hasta investigaciones en salud, química, ingeniería y desarrollo tecnológico. En todos los casos, se trata de esfuerzos que trascienden los muros universitarios para dialogar con la sociedad, la industria, el medio ambiente y el mundo.
Lo más relevante es que esa inversión no proviene de apoyos externos, sino de la decisión de la propia Universidad de Colima de asumir que el impulso a la ciencia es parte de su misión sustantiva. Apostar por la investigación con fondos propios es apostar por la autonomía, la pertinencia y la capacidad de incidir directamente en el desarrollo del estado y del país.

