Por Ruth Holtz*
La popularización de términos psiquiátricos y psicológicos ha llevado a cierto tipo de confusiones y ambivalencias en nuestro lenguaje. Es frecuente oír a la gente expresarse que “tal o cual persona se puso histérica” o que algún hombre se expresa de su mujer que “es una histérica” o que “ya está harto de sus histerias”. ¿Qué quieren decir? ¿Es exclusivo de las mujeres?
Actualmente la histeria se ha retirado de la clasificación psiquiátrica. Algunas de sus características se han integrado en un trastorno mental semejante, el trastorno histriónico de la personalidad, y en los trastornos somatomorfes. Ambos tipos de trastornos engloban lo que antes se consideraba la histeria: personas que son como muy teatrales en sus emociones, atrayendo sobre sí la atención de los demás y personas que somatizan en alguna parte de su cuerpo los conflictos inconscientes que están viviendo produciendo una atrofia temporal o dolor muy fuerte e invalidante sin causa orgánica.
Para el psicoanálisis este padecimiento fue el que permitió a Freud percatarse de la fuerza de la sexualidad en los trastornos mentales cuando a ésta se le reprime, se le rechaza y se bloquea su satisfacción. De ciertos casos claves de histéricas formuló teorías clave del psicoanálisis, como es el mecanismo de la represión, la somatización de un conflicto psíquico y los mecanismos de defensa que elaboramos para defendernos no sólo de algo externo que pueda lastimarnos, sino de nuestras propias energías e impulsos cuando no son aceptables socialmente.
En la terapia psicocorporal, Wilhelm Reich, discípulo de Freud y luego su disidente, utilizó el término de histeria para referirse a un tipo de carácter específico y no solamente un trastorno mental. Así las personas tienen una forma de ser, de reaccionar y de defenderse, de tipo histérico. El carácter sirve como una especie de armadura o coraza para oponerse tanto a las sensaciones provenientes del exterior como a los impulsos que nacen en nuestro interior, en especial aquellos que se consideran peligrosos porque producen dolor, están prohibidos o van en contra de lo que queremos, creemos o consideramos correcto.
Ahora bien, el tipo de carácter histérico no es únicamente desarrollado por mujeres, sino también por hombres. El rasgo primordial de esta forma de ser es la de mostrarse sumamente sensual, provocador sexualmente. Son coquetos en el andar, en el hablar, en la mirada. En el caso de los hombres, son excesivamente corteses, blandos y con cierto comportamiento más delicado y pasivo. Es importante señalar que no estamos discutiendo aquí el tema de la homosexualidad. La histeria masculina se da, en la caracterología psicocorporal se le conoce como el carácter pasivo-femenino. Conlleva el mismo conflicto psíquico que el de la histeria femenina.
Las personas histéricas son aprensivas. Y aunque parecen estar buscando provocar sexualmente, en el momento crucial, se retiran y se ofenden de que se les haya malinterpretado o intentado “usar”. Cuando llegan a este punto en sus relaciones se retiran en actitud pasiva y angustiada. Esto es, son personas que sienten temor de alcanzar lo que realmente desean. Si llegan a la actividad sexual la hacen como una forma de evitar el amor en la relación. Es como si estás personas sí desearan tener sexo, pero su corazón dijera que no, pues tienen miedo de un compromiso emocional profundo. Amor y sexo se dividen y se oponen para rehusarse a la entrega total.
Ahora bien, para que las personas de tipo histérico logren que los sentimientos sexuales no lleguen a su clímax es necesario que tengan un gran control para conseguir reprimir sus deseos sexuales y detener los de sus provocados. Ello los lleva a generar mucha ansiedad. Es típico de este tipo de carácter las explosiones emocionales debidas a esta incrementada ansiedad. En algunos casos presentan somatizaciones. Es decir encierran en alguna parte de su cuerpo este exceso de energía generada y no desahogada.
Todas las personas generamos más energía que como expresión de nuestros deseos sexuales y emocionales. El problema con personas histéricas es que se ponen rígidas para contener esa energía dentro de sí y no expresarla en el deseo sexual o en el encuentro amoroso. Y entonces se convierten en bombas a punto de explotar, que ante cualquier incidente menor pueden reaccionar con estallidos emocionales irracionales, con dramatización y con comportamiento caótico e histriónico, esto es actúan de forma falsa, fantasiosa, teatral.
Una de las circunstancias que generan este tipo de carácter es la aceptación que tiene el amor de la niña o del niño por parte de los padres, especialmente con el padre del sexo opuesto con el que se gesta el complejo de Edipo. La niña puede venir hacia el padre con sentimientos amorosos que como niña expresa con todo su cuerpo y el padre puede como adulto rechazar por sentir cierta sexualización del contacto. El niño que va hacia la madre de igual modo. El sentido sexual es claro para los adultos, para los niños todavía no. El rechazo produce la división de lo sensual por un lado, y de lo tierno y cariñoso por el otro. La división se manifiesta en el cuerpo de forma clara. Es típico del carácter histérico la cintura reducida, resultado de la tensión muscular que divide al cuerpo en 2: genitales por un lado, corazón por el otro. También un padre o una madre ausente puede provocar los mismos sentimientos de rechazo de su amor (que para los niños es total: con todo su cuerpo sin connotaciones de sexo como un adulto lo percibe). La ausencia de uno de los progenitores puede conllevar el apego excesivo al progenitor presente y la consecuente intensidad de sentimientos amorosos, así como la convicción de que alguien o la vida los frustra o rechaza y no le importa su amor.
En la vida adulta, estas personas tienen miedo a la entrega total porque podría repetirse ese devastador rechazo. Son personas que dicen sí al sexo y no al amor, o dicen sí al amor pero desexualizado. Ambos modos de entrega no son totales e impiden la descarga total y satisfactoria del abrazo genital amoroso. La ansiedad acumulada se descarga en estallidos tipificados ya también en el lenguaje popular como “histéricos”.
En la terapia psicocorporal y bioenergética trabajamos en romper la división sexo-amor, tanto corporalmente como en los sentimientos y las convicciones elaboradas por estas personas que intentan defenderse de que les “rompan el corazón”, “las usen sexualmente” o se sientan desoladas y ansiosas.
* Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40 | Correo: biopsico@yahoo.com.mx
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