Por Psicólogo José Alberto Enciso Reyes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que anualmente, “cerca de 8 millones de personas se suicidan cada año; si bien es cierto la conducta suicida se puede presentar en cualquier etapa de la vida, el suicidio representa la segunda causa principal de muerte en grupos de 15 a 29 años de edad según lo menciona esta organización”.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registró; un crecimiento considerable con la mortalidad por suicidio, Entre 2013 y 2023, la tasa de suicidio presentó una tendencia creciente: pasó de 4.9 a 6.8 suicidios por cada 100 mil habitantes. Asimismo, con el paso de los años, es posible observar diferencias entre hombres y mujeres en la tasa de suicidio. En 2023, para las mujeres, la tasa de mortalidad por esta causa fue de 2.5 por cada 100 mil; para los hombres, fue de 11.4 por cada 100 mil. La sobremortalidad masculina prevalece en cada uno de los grupos de edad: ocurren más de 4 suicidios de hombres por cada uno de mujeres. Ahora bien, dentro de los grupos de mujeres jóvenes, los grupos de 10 a 14 años y de 15 a 19 años tienen una proporción mayor respecto a los de 20 años y más.
Para el psiquiatra y psicoanalista Mourny Samy, en un estudio realizado sobre las características familiares del adolescente con intento suicida; “encontró que cerca del 72% de estos adolescentes presentaban alguna situación de tipo familiar; es decir padres que se encontraban fuera del hogar, padres con familias reorganizadas con otras parejas, familias monoparentales, separación de los padres o bien la ausencia de una figura representativa de autoridad parental”. Sin embargo el psiquiatra refiere que el acto suicida puede ser un acto de desesperanza y de impotencia, que también podría presentarse a nivel de la fantasía, dramatizando algún conflicto a nivel inconsciente o bien la solución simbólica o defensiva de este conflicto, “donde morir podría confundirse frecuentemente en la mente con el deseo de fuga, de partir o de salir”
Para la Dra. María Elena Teresa Medina, especialista en epidemiología y en los factores psicosociales relacionados con las adicciones y con la salud mental, desde 2020 y hasta el 2024 directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, argumenta “que una de cada tres personas en México sufre alguna enfermedad mental a lo largo de la vida, entre las cuales sobresale la depresión, bipolaridad, ansiedad entre otras”. También destacó “que en los últimos 40 años y con un mayor énfasis en la década reciente, las enfermedades mentales han aumentado progresivamente y se presentan cada vez a una edad más temprana”.
Por otra parte, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha registrado que el 70% de los intentos por quitarse la vida se presentan como un acto impulsivo, mientras que un 30% restante es planeado; ante esto se vuelve incuestionable la necesidad de proveer de mecanismos necesarios que permitan que avancemos como sociedad en la comprensión y atención de la conducta suicida, así como los prejuicios que existen aún sobre las enfermedades mentales. Hace falta investigación que permita valorar e identificar los factores asociados a la problemática, reconociendo no solo la participación de uno de ellos, sino de la interacción multifactorial, lo que lo convierte en una problemática multidimensional. Que requiere de la atención urgente de instituciones sociales, mecanismos preventivos psicológicos, la participación de las instituciones educativas y por supuesto la asistencia activa de la familia como medida primigenia.
Contacto: psic.alberto.enciso@gmail.comLas opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

