Sin duda, las universidades están llamadas a ser referentes de esperanza e impulsores reconstrucción del tejido social. En ellas convergen la razón, el diálogo y la pluralidad, 3 pilares indispensables para construir una verdadera cultura de paz. No se trata únicamente de impartir conocimientos técnicos o científicos, sino de formar ciudadanas y ciudadanos con sentido ético, conciencia social y compromiso con la vida en comunidad.
Construir la paz desde las universidades implica asumir una tarea colectiva: promover valores de respeto, empatía, equidad y justicia dentro y fuera de los campus. Significa transformar los espacios educativos en lugares donde se escuche, se debata y se propongan soluciones pacíficas a los conflictos, donde la diversidad sea entendida como riqueza y no como obstáculo.
En la Universidad de Colima (UdeC), este compromiso se expresa en acciones concretas como el programa institucional “Territorio Loro, Territorio de Paz”, las campañas de inclusión, la promoción de la salud emocional y los proyectos de vinculación con la sociedad que colocan al ser humano en el centro de toda acción universitaria.
La paz no se decreta ni se impone: se aprende, se practica y se transmite. Por ello, cada proyecto académico, cultural o social debe tener una mirada humanista que contribuya a prevenir la violencia y fortalecer la convivencia.

