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COLUMNA: Ciencia y Futuro

Por Redacción Oct27,2025 #Opinión

El mercado del Valle de las Garzas: tesoro culinario social y un “pedazo” del corazón de la cocina manzanillense

Por Doctora Adriana del Carmen Bautista Hernández*

El mercado del Valle de las Garzas se erige en el corazón de la localidad del mismo nombre, más que un simple lugar de abasto, es un vibrante espacio de convivencia entre  personas locales. Una reciente investigación revela que este popular y concurrido espacio, es un pilar fundamental de la cultura alimentaria y la vida social de la región, un microcosmos en donde confluyen la tradición, la economía local y los sabores que definen la identidad del puerto de Manzanillo, en el estado de Colima.

Ubicado en la avenida Elías Zamora Verduzco, este mercado es un punto prominente de paso peatonal y de vehículos, un epicentro de la actividad diaria. Con más de 100 establecimientos, este espacio desborda vida y ofrece a sus visitantes una experiencia que trasciende la simple compra de víveres. Es un lugar de encuentros, para comer y para mantener vivas las tradiciones culinarias que se transmiten de generación en generación.

 Un mosaico de sabores y tradiciones

La oferta alimentaria del mercado es una muestra fiel del repertorio culinario de la región. En sus pasillos se puede encontrar una vasta selección de productos frescos: frutas y verduras de temporada, un claro protagonismo de productos locales como el mango, la lima o el guamúchil, además de una impresionante variedad de carnes, pescados y mariscos que son la base de la gastronomía local.

Sin embargo, este mercado no solo provee de ingredientes crudos; también ofrece soluciones para la vida cotidiana. Los puestos de comidas preparadas son un universo en sí mismos que recrean distintos escenarios a lo largo del día. Por las mañanas, el aroma del café recién hecho se mezcla con el de los chilaquiles, los huevos al gusto, los tacos de cochinita y los licuados energéticos, ofreciendo a las y a los trabajadores una opción nutritiva, accesible y rápida para empezar el día. A la hora de la comida, el menú se transforma para dar paso a los platillos que evocan el sabor del hogar y la celebración, como el pozole, la pancita, las carnitas, la birria y una modesta oferta de mariscos frescos. 

Esta dualidad, entre los alimentos frescos y cocinados hace del mercado un espacio versátil. De lunes a viernes un gran comedor que resuelve la necesidad de diaria de alimentarse y para los fines de semana, un punto de ocio y reunión familiar, donde se concentran para disfrutar sin prisa los platillos más ligados a la tradición regional (tradicionales).

Un espacio de interacción más allá de la venta

Lo que distingue al mercado del Valle de las Garzas de las concurridas cadenas de supermercados y tiendas de conveniencia, es la calidez y la cercanía de las interacciones humanas. En este lugar, la relación entre las y los comerciantes y las y los clientes va más allá de una simple transacción. Es un trato familiar, construido a partir de visitas constantes, de conversaciones que se entablan mientras se escoge la verdura o se espera el plato del día. La confianza y la familiaridad son componentes esenciales de la experiencia del mercado. Este espacio es un canal de distribución vital para las economías familiares locales. En donde predominan las y los pequeños comerciantes y proveedores de comunidades vecinas, lo que fortalece y refuerza la economía a pequeña escala y asegura una conexión directa entre la persona productora y la persona consumidora. En este lugar, la venta minorista destinada tanto hogares como a pequeños negocios de comida, prevalece como el motor que impulsa esta dinámica económica socioambiental.

 Además de la venta de ingredientes, las personas locatarias realizan prácticas de transformación que agregan valor a sus productos y facilitan la vida de las personas clientes.  El despiece de carnes, la limpieza de mariscos, la preparación de fruta picada, de nopales cortados en tiras, de salsas caseras o de frijoles refritos listos para consumir.  Estas prácticas no solo son una muestra de servicio, sino también una forma de preservar técnicas y conocimientos culinarios que agregan valor a la cocina colimense.

El reflejo de una identidad cultural

El mercado del Valle de las Garzas es un espacio social culinario que desempeña un papel crucial en la cohesión de la comunidad. Es un lugar en donde la alimentación se vive, no solo como una necesidad fisiológica sino como un acto cultural y social. La oferta de alimentos en los diferentes puestos, las preparaciones que allí se elaboran y las interacciones que fomenta, marcan la pauta del repertorio gastronómico regional y cotidiano.

Esta investigación, presentada como ponencia, “Mercados, mujeres y cultura culinaria local”, en el Seminario permanente “Investigación histórico antropológica. Metodología y Heurísticas”, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia el 8 de noviembre 2024,nos invita a valorar y proteger estos espacios, no solo como centros de abasto sino como una forma de preservar nuestra identidad y patrimonio cultural. El mercado es un testimonio vivo de cómo los alimentos conectan personas, fortalecen economías locales y mantienen viva la herencia de sabores que nos definen. Un espacio que alimenta tanto el cuerpo como alma de las personas que habitan en el Valle de las Garzas y en el puerto de Manzanillo.

Para saber más, algunos artículos relacionados con el tema son:

https://doi.org/10.24836/es.v30i55.842

https://revistas.uaq.mx/index.php/emprennova/article/view/333

*Profesora-Investigadora de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad de Colima donde imparte docencia en la Licenciatura en Gastronomía y en la Maestría en Emprendimiento e Innovación en Turismo 

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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