Por José Luis Negrete Ávalos
La conclusión del año se encuentra prácticamente a la vuelta de la esquina. Las fechas relevantes y los acontecimientos que tienen las características precisas para permanecer en la memoria colectiva están a la orden del día, dependiendo del contexto y de los asuntos que en primera instancia tienen la capacidad para incidir directamente en la perspectiva social.
Donde se presentan fechas que al paso de los años trascienden de los argumentos a los hechos, de las peticiones, a las acciones y en esas mismas acciones los alcances y resultados que pretenden llevarse de manera efectiva hacia esas necesidades.
Con la idea para encontrar una disminución de esas necesidades a través de procesos, que en el escenario de la realidad se fundamentan en políticas públicas, en leyes que intentan puntualizar el objetivo para lo cual fueron concebidas, para centrarse idealmente en las fechas y los acontecimientos por las cuales esas políticas públicas o leyes se generan
Ahora bien, esto deja un espacio oportuno al cuestionamiento sobre la relevancia de una u otra fecha para los grupos sociales. Para las personas con discapacidad, el próximo 3 de diciembre ¿tiene la trascendencia más allá de las leyes y la conmemoración?
Una respuesta centrada en los apoyos, las leyes, y proyectos a través de los gobiernos en los distintos niveles son o intentan ser una forma de actuación directa en la disminución de las necesidades de este grupo social, como articulación y acciones para ese objetivo.
El reto inmediato es el reflejo de la actualidad y de la realidad que viven las personas con discapacidad, con el efecto de las barreras sociales, económicas, laborales, políticas. Queda claro que el reto es valorar el efecto integral de las acciones gubernamentales y sociales.
Porque cada una de las partes que corresponde al desarrollo social de las personas y sus derechos humanos, aportan la posibilidad de una mejor calidad de vida, de un mayor rango de oportunidades que pueden reflejarse más allá de una intención, dándose la posibilidad de una trascendencia que corresponda con la conmemoración.
Es decir, sin caer en el exceso de una utopía hacia el desarrollo de las personas en condición de discapacidad, su entorno, su acontecer personal, que puedan existir acciones donde pueden articularse políticas públicas lógicas, viables y medibles sobre la realidad y los retos de una persona con discapacidad, por encima de los argumentos, generando así un verdadero valor hacia las fechas y la trascendencia de la conmemoración.
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

