Vie. Dic 5th, 2025

COLUMNA: 360 Meridianos

Por Redacción Dic2,2025 #Opinión

La vida de las mujeres al servicio del capital

Por Aylen Peregrina Vargas

En prácticamente todas las regiones del Mundo, la reproducción cotidiana de la vida, el trabajo doméstico, la gestión afectiva y el cuidado directo de personas dependientes, recae de manera desproporcionada en las mujeres. Este fenómeno, persistente y estructural, no sólo sostiene la fuerza laboral que dinamiza la economía global, sino que compensa de forma silenciosa las limitaciones de los sistemas de bienestar.

La evidencia de que es un fenómeno global es consistente. Más de 700 millones de mujeres permanecen fuera del mercado laboral remunerado debido a la carga de cuidados no pagados. Diversos organismos multilaterales estiman que cerca de 76% de este trabajo recae en ellas, independientemente del nivel de desarrollo económico o del régimen político.

Sin embargo, no se trata únicamente de un problema económico. Es también una cuestión cultural y política: el rol de las mujeres como principales responsables del cuidado no está siendo cuestionado, sino naturalizado. Esta naturalización opera como un mecanismo que libera a los Estados de asumir plenamente sus obligaciones en materia de bienestar social. Este patrón se observa en distintas regiones:

– Europa: En Italia y España, la insuficiencia de sistemas integrales de cuidado infantil y de dependencia ha llevado a que un número considerable de mujeres reduzca su participación en el mercado laboral.

– Asia: En Japón y Corea del Sur, la sobrecarga femenina de trabajo doméstico se vincula directamente con la crisis demográfica. Los modelos laborales altamente demandantes, combinados con expectativas tradicionales en el ámbito familiar, han generado condiciones que dificultan la conciliación entre empleo y maternidad, lo cual se refleja en tasas de natalidad históricamente bajas.

– África: En países como Kenia o Sudáfrica, las mujeres dedican largas horas a tareas básicas de supervivencia —como la recolección de agua o el cuidado comunitario— que limitan su acceso a la educación formal y al trabajo remunerado.

– América Latina: En la región, el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado constituye el sector económico más amplio en términos de horas trabajadas. En México, su valor se aproxima al 24% del PIB.

Estos ejemplos ilustran un problema estructural: la organización social del cuidado descansa sobre la premisa de que el tiempo de las mujeres es una reserva disponible que garantiza el funcionamiento del sistema económico y del Estado. En este contexto, la dependencia del salario se convierte en un mecanismo central de control social. La vida digna se condiciona al ingreso, y el acceso a servicios públicos, al bienestar y al tiempo propio depende de la capacidad económica. Así, la llamada “esclavitud del salario” opera con mayor intensidad sobre las mujeres, cuya doble jornada, remunerada y no remunerada, es indispensable para amortiguar las fallas del mercado y las insuficiencias del Estado.

Desde una perspectiva feminista, la discusión sobre el sistema de cuidados no puede reducirse al debate sobre la remuneración del trabajo doméstico. Aunque este es un componente relevante, no constituye por sí solo una transformación estructural. Se requiere avanzar hacia políticas integrales que garanticen reconocimiento, redistribución y corresponsabilidad entre Estado, mercado y familias. Esto implica reconocer el cuidado como infraestructura social esencial y no como un asunto privado; redistribuir las tareas entre géneros y entre instituciones; y garantizar servicios públicos que reduzcan la desigualdad y dejen de depender del tiempo femenino como recurso implícito.

El sostenimiento cotidiano de la vida no puede continuar funcionando como un subsidio invisible que alimenta la dinámica del capital. Analizarlo y evidenciarlo es indispensable para imaginar sociedades donde la dignidad no esté supeditada al salario y donde el cuidado se entienda como un derecho colectivo, no como una obligación asignada por género.

Organización Internacional del Trabajo. (2018). Care work and care jobs for the future of decent work. OIT.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2023). Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México (CSTNRH). INEGI.

OECD. (2023). Gender equality in Korea and Japan: Challenges for work–family balance. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

United Nations Economic Commission for Africa. (2020). Unpaid care work and time poverty in Africa. UNECA.

Pérez Orozco, A. (2014). Subversión feminista de la economía: Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Traficantes de Sueños.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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