Sáb. Nov 23rd, 2024

COLUMNA: Vivir para contarla

Por Redacción Oct19,2023 #Opinión

El caos del paso de Lidia

Por Rosario Gutiérrez

La semana pasada la escuela primaria de la comunidad de Las Conchas, Ixtlahuacán abrió sus puertas, pero no a los estudiantes, sino a todos y todas las habitantes del lugar cuyas casas quedaron sepultadas por el agua del río que se desbordó tras el paso del huracán Lidia en nuestro estado.

El camino a las Conchas es largo, luego de llegar a la entrada del municipio hay que seguir de largo por casi una hora todavía y durante el trayecto el paso de Lidia se asoma, entre socavones en la carretera, lapsos que se ve que fueron limpiados de tierra y ramas caídas, un puente que advierte a los vehículos pesados no pasar y lodo que cubre partes del camino.

Una vez llegando a la comunidad, a simple vista se puede comprobar el recuento de los daños, la calle principal enlodada a un nivel de atascar camionetas y zapatos de quienes buscan pasar y se hunden en el fango.

Mientras que la presencia de los militares también es notable y estos entre palas y cubetas le dan lucha al lodo que lo cubre todo, desde el camino hasta el interior de las casas, se observan refrigeradores y la ropa que una vez estuvo tendida.

Mientras avanzo hacia el fondo de la calle principal en una camioneta pick up, una chica de al menos 30 años me va contando que cuando el río de desbordó y el agua empezó a llegar hasta las casas para después subir, la gente no pudo hacer más que subir al cerro para evitar ser arrastrados por la corriente.

Incluso, en sus redes sociales, la periodista Bertha Reynoso comparte el testimonio de una pequeña de esta comunidad que cuenta cómo ella y su familia hicieron lo mismo y desde el cerro, tapada con su cobija, podía ver el agua subir.

El daño es generalizado en las casas, en algunas el nivel subió más o menos dependiendo de la altura a la que estén construidas, pero para llegar a la puerta de la que sea hay que sortear entradas cuyo lodo amenaza con quedarse con algún zapato e incluso atrapa mi pie, el cual con mucha fuerza y ayuda de otra persona logro sacar.

Pero la pérdida no solo fue de lo que estaba adentro de sus casas, también perdieron sus cosechas, animales de granja y compañía.

Aunque en muchas zonas del estado Lidia dejó calles inundadas, carros atrapados y piedras en el camino, muchos tuvimos el privilegio de verle pasar mojándonos apenas lo mínimo, privilegio que comunidades como Las Conchas no tuvieron.

Hoy la gente se encuentra no solo en espera del apoyo sino de rehacer sus vidas, sus espacios y recuperar la tranquilidad.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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