Las pensiones en la reforma de AMLO y por qué deberíamos ‘echarle ojo’
Por Rosario Gutiérrez
Este lunes 5 de febrero significó un día de asueto para muchos mexicanos, esto porque ese día se conmemora la promulgación de la Constitución de 1917, sin embargo, el Gobierno Federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador aprovechó para presentar al Congreso de la Unión un paquete de reformas constitucionales, entre las cuales, está la de pensiones.
¿Qué quiere hacer esta iniciativa? Que las personas que comenzaron a cotizar en el Instituto Mexicano del Seguro Social después de 1997, puedan jubilarse al llegar a los 65 con el 100% de su último sueldo.
Pero, ¿cómo se hace ahora? Primero cabe recordar que fue el expresidente, Ernesto Zedillo quien cambió las condiciones de jubilación, pues en lugar de llevar a cabo un mecanismo como el que el presidente propone y que es la forma en la que se hacía antes, se creó una Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) y las administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), empresas privadas que se encargan de administrar los recursos de los ciudadanos a través de inversiones.
Esto también dio paso a la creación de las cuentas individuales, las cuales se componen de aportaciones hechas por el trabajador, el patrón y el Gobierno federal: así el pago de pensiones del que antes se encargaba el Estado, pasó a manos de las administradoras.
Hoy, López Obrador busca revertir eso. Lo cual, es algo que a generaciones como la mía que inician sus treintas, las que ya están más avanzadas e incluso las que apenas se van a adentrar en el mundo laboral o ya están incursionando en el mismo, deberíamos de vigilar muy de cerca e incluso hacer presión desde lo local para que haya resultados.
Si bien esta reforma ya está dando de qué hablar y por ejemplo, el coordinador de investigaciones sobre economía del IMCO, Jesús Carrillo, dijo a El Universal que ni con todo el presupuesto de los órganos autónomos se lograría contar con la cantidad necesaria para regresar las pensiones a como estaban, es preciso que se puedan llevar a cabo los pasos necesarios para al menos, mejorar el sistema de pensiones actual.
Esto porque, aunque los jóvenes tenemos la opción de aportar a nuestras Afores por nuestra cuenta y crecer el monto, las condiciones laborales no son las mejores actualmente, exceptuando por alguno nichos y mercados, a esto hay que sumarle la precarización de la vivienda que se vive actualmente, lo cual imposibilita a muchas y mucho el poder iniciar su patrimonio.
El PRI de entrada también ya dijo que “no cuenten con el partido para destruir la Constitución” y será necesario, como en muchas otras ocasiones, construir un costo político para todos aquellos partidos y figuras que se opongan a lo que es mejor para los ciudadanos y que, por el contrario, aseguran sus privilegios e intereses votando a costa de la estabilidad de sus electores.
La reforma de pensiones no es algo a tomarse a la ligera, si bien es necesario hacer todos los ajustes presupuestales que garanticen su continuidad y que próximas generaciones no queden vulneradas, también es necesario y justo empezar a planear el futuro de millones de trabajadores que en unas décadas habremos de entrar en la vejez y queremos hacerlo dignamente.
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