Por Ruth Holtz
Una de las áreas que más se necesita atender en una psicoterapia es cómo nos ha marcado el pasado. Muchos de los problemas que nos aquejan suelen estar relacionados con lo que nos pasó, cómo lo tomamos y cómo nos afectó. En efecto, lo que fuimos nos conforma, nos moldea. Cada decisión, cada vivencia nos empuja a un rumbo. Pero no siempre elegimos libremente, sino que lo hacemos por cómo nos fue en el pasado, por temor a que se repita lo que nos dolió, porque así lo veníamos haciendo y actuamos por costumbre, por amor a los que nos cuidaron y al hacerlo nos heredaron sus creencias y su forma de pensar, por resentimiento, desquite o culpa, hasta por ignorancia. Cuando las situaciones del pasado marcan nuestras decisiones de manera impensada, sin sopesar nuestras conveniencias y necesidades, entonces el pasado está repitiéndose en nosotros. Cosecharemos más de lo mismo. Ya dice el dicho que “el que no conoce su historia está condenado a repetirla”.
Cambiar es en cierta forma reformar el pasado. No es que lo cambiemos porque el pasado ya fue. No podemos borrar lo que nos pasó. Pero si podemos resignificarlo y elegir qué adoptaremos de lo que aprendimos, de lo que nos dejó esa experiencia. Cuestionar o desechar ciertas conclusiones, creencias o significados en torno de nuestras situaciones vitales es no sólo nuestro derecho sino nuestra obligación para ser libres.
Además desde Freud somos más conscientes de nuestra inconsciencia. Es decir, este psicoanalista describió la forma en que funciona nuestra mente. Y lo primero es que requiere que una parte sea inconsciente para poder realizar sus actividades equilibradamente. También ese fondo inconsciente es alimentado por todo lo que reprimimos, negamos, tememos y queremos olvidar para no sufrir. Una psicoterapia profunda nos llevará a reconocer parte del pasado, que se ha vuelto inconsciente, y utiliza varias estrategias de abordaje clínico para hacer consciente lo que hemos mandado al inconsciente, a ese fondo que se vuelve nuestro lado oscuro. Puede ser que creas que has cambiado, pero una parte de ti parece boicotear tus planes y te mantiene anclado al pasado. Ese es el inconsciente, y en la medida en que lo conozcas o al menos tengas dominio sobre de él, más libre serás. Reformar el pasado es encontrar todas esas piezas perdidas en tu inconsciente en el que arraigaste creencias, resentimientos y reacciones automáticas para proteger heridas que todavía no sanan o esconder situaciones que no has concluido o cerrado adecuadamente.
La psicoterapia es el espacio vital para tener un encuentro con tu pasado, consciente e inconsciente y recontarte tu historia desde una perspectiva más madura que cuando viviste aquellos momentos, permitiéndote liberar energía emocional atrapada. Esta suele enfermar al cuerpo si no la liberamos. Y aunque parezcas libre, eso que permanece dentro de ti sin atender se vuelve como un imán para atraer más de lo mismo. Si quieres romper las cadenas que te atan desde el pasado, refórmalo en una psicoterapia.
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