Diálogos de alcoba
Por Alberto Llanes
Al leer la historia que nos compete y reúne esta tarde-noche, por lo menos 2 historias me vinieron a la mente, aunque voy a citar muchas otras.
En Voyeurs, novela escrita por el autor de origen cubano Andrés Jorge, editada por Alfaguara en el año 2003 (justo cuando egresé de la carrera de Letras y Periodismo en la Universidad de Colima), se propone la idea de que: “Un pintor (aunque en Diálogos de alcoba es un abogado que tal vez no es voyeur, pero algo tiene de perverso, él o ella, Violeta) observa furtivamente a su vecina con la esperanza de verla nadar desnuda en la alberca y pintarla”. Abro un breve paréntesis para charlar sobre otra novela brevemente. (En la novela La cocinera de Frida, de la escritora argentina Florencia Etcheves, crea un personaje totalmente ficticio Nayelli, una tehuana que huye de su hogar y llega a la gran Ciudad México, D.F., en aquellos años, y llega a probar suerte; perdida por Coyoacán, Frida se da cuenta de ella y la invita a trabajar, es buena cocinando y esa actividad va a desempeñar en la casona de Frida; en una ocasión, ya cuando han pasado los años y Frida está en el ocaso de su vida y cuando Nayelli se sabe sola en el hogar de Frida, Nayelli se desnuda y juguetea con el agua de la fuente, en eso está cuando Diego Rivera llega de sorpresa a la casa y la descubre, hermosa, tehuana, límpida, juguetona y decide pintarla, la obra da la vuelta al mundo porque es una pieza única y poco conocida del autor mexicano y el lienzo es otro gran personaje dentro de la trama). Frida se da cuenta de que otra vez Diego la ha engañado, ahora con su cocinera y decide eliminar o, más que eso, ocultar la obra que sale a relucir en el año 2018, cuando Nayelli ha fallecido.
Continúo con la cita de Voyeurs… Esta invasión a la intimidad abre una brecha a los deseos por donde el artista tratará de penetrar hasta el alma de la mujer del prójimo, quien a su vez dibuja la mirada del pintor. En otro lugar del mundo y en otro tiempo, Ulises El Balsero, rescatado por un buque en su última travesía, se unirá a una singular tripulación que se divierte contando historias en largas jornadas nocturnas. Esta urdimbre de fábulas, donde se mezclan la realidad y la fantasía, unirá sus vidas para siempre.
A lo que voy con todo esto de las citas es que en definitiva es la mirada la que desnuda, sí, sé que vivimos tiempos donde mirar de más es casi casi controversial y nos puede meter en grandes líos, lo sé, pero un artista no lo puede evitar, los detalles son parte importante de la obra, nuestra obra.
En la novela Diálogos de alcoba es eso lo que resalta, los detalles, la mirada del narrador omnipresente que, tras 15 años de separación con un, vamos a llamarle así, affaire, se reencuentran para retomar su historia donde la dejaron, y salen a relucir entonces y de nueva cuenta sus deseos, sus besos, su charla, su historia, su manera de conocerse o estar uno frente a la otra, otra encima del otro y, como escribiera, dijera y declamara el gran poeta chiapaneco Jaime Sabines, en aquel hermoso poema de amor y es… ¿qué hay más profundo, fuerte, dichoso y pleno que el amor? Que lleva por título: No es que muera de amor y que al calce dice así…
Morimos en el sitio que le he prestado al aire para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba cuando te echo mi piel encima y nos conocemos en nosotros, separados del mundo, dichosa, penetrada, y cierto interminable.
Pobre de Sabines, en una lectura con público en nuestros días, lo hubieran tachado de todo, menos de ser un poeta y eso era lo que era, un poeta. Sin embargo, esto sucede maravillosamente en la historia, nos echamos la piel encima, nos conocemos en nosotros, separados del mundo, dichosos y, cierto, interminables, ya cada uno sabrá si penetrados o no. Jejeje.
Nosotros, lectores, vamos conociendo a los personajes mientras ellos se van presentando, pero se van conociendo también, porque es verdad que no se conocen, o sea, sí, pero no. ¿Realmente llegamos a conocer al 100% a un personaje a una persona, amén de compartir la vida juntos y de estudiarlo? Yo no creo.
Violeta, uno de los personajes de la novela que nos compete presentar en sociedad, en sociedad colimense por lo menos esta noche, me llevó a recordar otra novela con un personaje del mismo nombre y con la misma fuerza y determinación. Xavier Velasco escribe en 2003 su multipremiada: Diablo guardián (que, posteriormente, Amazon Prime llevó a convertir en miniserie de televisión, comento esto último porque he escuchado muchas ocasiones que no saben que primero fue la novela y luego la serie), ahí se describe un personaje entrañable que es, precisamente Violeta, que me recordó mucho a esta Violeta de Diálogos de alcoba por su contundencia, su fuerza, fiereza y determinación en la toma de decisiones e, incluso, en algunos diálogos, en ellos pude ver a Violeta del Diablo guardián en la Violeta de Diálogos de alcoba, son estos vasos comunicantes los que hacen que nuestra profesión sea una verdadera pasión y nos dan una pequeña muestra de que las historias, amén de sentirnos novedosos, contemporáneos, vanguardistas, post-vanguardistas al momento de escribirlas, alguien más ya las vislumbró y no sólo eso, hasta las publicó, eso sí, pero nosotros, cada uno y cada una (escritores de nuestras propias ficciones o no) le damos nuestro toque personal y nuestra visión del mundo.
Me da curiosidad lo que nuestro autor hace en alguna parte de la historia; y lo voy a poner en términos cinematográficos, es una especie de Cameo (al mero estilo de Stanley Martin Lieber mejor conocido como Stan Lee). Resulta que en la página 77 cuando dice: “Ahí me nació la idea de escribir un libro sobre el movimiento estudiantil y la guerrilla urbana”. He estado en miles de presentaciones de libro (ya hasta casi ni quiero ir a ninguna porque siempre es lo mismo y creo que el formato debe cambiar, pero bueno, esa es otra historia), sin embargo, me gusta saber a quién estoy leyendo e investigué. Y cito lo anterior, porque el autor se autocita cuando menciona que quiere escribir un libro sobre el movimiento estudiantil, ese libro bien puede ser: Una cucaracha pinta, novela sobre el movimiento estudiantil y la guerrilla urbana, que presentará el viernes 4 de agosto en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Un detalle de mercadeo y publicidad que no tiene ni Obama, pero es que también, si no nos citamos a nosotros mismos, nadie lo hará o, quizá sí, pero podemos darles una ayudadita. Por cierto, aquí aprovecho para comentar que yo también sufrí por muchos años el síndrome de la confusión entre Manolín y Chilinsqui, quienes hayan o vayan a leer la novela, sabrán de lo que estoy hablando.
En mis clases de escritura creativa les comento a mis alumnos/as, todos ellos/as con gran talento, que uno, el momento de escribir se va desnudando, se va mostrando. En Diálogos de alcoba leo a un autor que se mimetiza con el narrador en primera persona, ahí está, es él, no lo puede evitar y es parte de su misma ficción, de su misma encrucijada y de esta misma maraña que es la historia que lo tiene entre la pasión, el abismo y el reencuentro amoroso con una chica que lo vuelve loco (está preso entre las redes de un dilema, parafraseando la canción), que nos vuelve locos, porque los Diálogos de alcoba se extienden por muchos rumbos de Guadalajara y, aunque parece un diálogo eterno e inacabable, nos da muestra de la pasión entre dos seres que tiene esa conexión que se llama o que le dicen química y que explota cuando los líquidos no se mezclan del todo bien. Octavio Paz la calificó, en un ensayo maravilloso que se tiene que leer, como La llama doble.
Para cerrar, quiero citar algunas novelas más que vinieron a la mente al momento de estar leyendo esta historia con tintes de mucho morbo, porque eso es lo que somos, morbosos, al momento de quitar el celofán de un libro, al momento de ir a comprar un boleto para el cine, en el momento justo de la meter las narices en alguna serie en Netflix o en la plataforma que sea, somos eso, puro morbo o morbo puro. Las novelas son y sirvan también de recomendación: Luna caliente de Mempo Giardinelli, autor argentino, La uruguaya de Pedro Mairal, también argentino, El motel del voyeur de Gay Talese, escritor y periodista estadounidense y, bueno, como no citar a Lolita del gran autor Vladimir Nabokov autor ruso, estadounidense y suizo y la lista puede ser más extensa pero no tiene mucho caso.
En Diálogos de alcoba podemos vernos a nosotros mismos luchando con nuestras bajas o, por qué no, con nuestras altas pasiones con una chica menor que nosotros… amén.
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