The poor stay poor, the rich get rich. Brechas y asimetrías en la internacionalización de la educación superior
Por Jaime Moreles Vázquez*
Como parte del trabajo del Cuerpo Académico 104 de la Universidad de Colima referente al Grupo Internacional de Estudios y Pesquisas de Educación Superior (GIEPES-UNICAMP), en el que participan diferentes universidades de Iberoamérica, publicamos una investigación sobre efectos de la política de internacionalización de la educación superior (ES); en el estudio revisamos reportes institucionales y The World Ranking University, QS World University Ranking y Academic Ranking of World Universities.
La internacionalización se ha planteado como respuesta a la globalización, comprende las dimensiones multinacional, multicultural y multilenguaje. En la ES supone la presencia de esas dimensiones en las funciones universitarias. La SEP y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) también la plantean como una necesidad ante la sociedad del conocimiento y la globalización; en otros documentos de política se propone como demanda, función sustantiva y hasta como mecanismo para la calidad.
La combinación de los procesos de globalización con el modelo de desarrollo sustentado en la economía del conocimiento, ha generado competencia institucional, regional, nacional y global, en pos de apoyos financieros, profesores, estudiantes y en las posiciones en ránquines. En ese sentido, la política de internacionalización habría acrecentado las asimetrías entre instituciones y países, así como la brecha entre sus significaciones y sus resultados.
Las universidades en sus informes suelen enfatizar la movilidad académica, la pertenencia a grupos de investigación internacionales y las publicaciones correspondientes, los programas de doble grado, entre otros. Cuando contrastamos algunos de esos indicadores con los ránquines, es posible hacer inferencias sobre la efectividad de la política y constatar las asimetrías mencionadas. Por ejemplo, en cuanto a la captación de estudiantes internacionales, las universidades mexicanas que tienen un porcentaje más alto rondan el 10%, y suelen ser la UNAM y el Tecnológico de Monterrey, mientras que las que siempre están en el top ten tienen más del 20% de ese tipo de estudiantes.
En lo que respecta a la colaboración internacional o red internacional de investigación, en el top ten de Latinoaméricasólo hay 2instituciones mexicanas, la UNAM y el IPN. Este indicador se calcula a partir de la proporción del total de publicaciones de revistas de investigación que tienen al menos un coautor internacional.
El indicador sólo se mide en nuestra región, lo cual es muy sugerente porque implica que nuestras instituciones necesitan asociarse o subordinarse a otras para figurar; además, la coautoría internacional vale si se realiza con académicos de instituciones que se ubican en el top 500 de los ránquines. Las publicaciones que sí valen son las que pertenecen a indexadores como Scopus, uno de los recomendados en el Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores para evidenciar la llamada ciencia de frontera. El asunto da para reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo (académico) porque, por ejemplo, el artículo del que se desprende esta síntesis cumple con el segundo, pero no con el primero de esos criterios.
Nuestra revisión evidencia la brecha existente entre la concepción de la política y la forma como se concreta en los indicadores que miden su efectividad; también denota la persistencia de asimetrías entre las universidades de las regiones más y menos industrializadas. Otros estudios han mostrado que la internacionalización ha concretado formas dominantes en regiones, instituciones y personas, en las cuales se establecen mecanismos de inclusión entre semejantes y de exclusión entre quienes no tienen producción tecnológica, sistemas de información y códigos de valores y lingüísticos parecidos (hasta en el cine hollywoodense los extraterrestres hablan inglés).
Esos hallazgos son reflejo del sistema neoliberal globalizante, en donde la ciencia y la tecnología de los países más desarrollados une instituciones y sectores productivos, mientras que en los menos desarrollados esas relaciones son asistemáticas y sus organismos científicos y tecnológicos son denunciados por ineficientes.
En los ránquines las mejores universidades suelen siempre estar en el norte; esas regiones son focos de atracción para la movilidad internacional y tienen efectos económicos, pues terminan beneficiándose de los recursos que generan, por ejemplo, sus estudiantes de postdoctorado. Por tanto, la concreción cabal de la política de internacionalización ha sido factible en un elitista y reducido grupo de universidades.
El estudio que aquí referimos evidencia las brechas entre significados institucionales y resultados, así como las asimetrías entre regiones, países y universidades. Pensamos que hace falta resignificar la política para encontrar formas de independencia que la aproximen a la solidaridad y diálogo intercultural, y la distancien de la mercantilización y la dominación. Una comprensión de la política de internacionalización que denuncie el modelo que mantiene y justifica desigualdades históricas.
Referencia del estudio
Moreles, Jaime; Jiménez, Sara Aliria; Canan, Silvia Regina (2022). La política de internacionalización de la educación superior. Efectos, brechas y asimetrías persistentes. Ensaio: Avaliação e Políticas Públicas em Educação, v. 30, no. 117, pp. 1047-1068. https://doi.org/10.1590/S0104-403620220003002939
*Profesor investigador de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.