El Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) de Italia instaló sensores de alta precisión para mejorar la supervisión en el mar de la actividad sísmica de los Campos Flégreos, la caldera volcánica subterránea de Nápoles (sur) que esta semana desencadenó varios terremotos.
“Se instaló una nueva infraestructura con sensores de alta sensibilidad para el seguimiento de la desgasificación volcánica en el mar”, dijo el INGV en un comunicado, después de que la zona de la ciudad de Nápoles temblara con múltiples sacudidas entre el lunes y el miércoles. Este enjambre sísmico incluyó un terremoto de 4.4 grados, el mayor en 40 años, que asustó a la población local.
Según el INGV, la meta del sistema instalado es “fortalecer la infraestructura de investigación y control geoquímico multiparamétrico” del sector de la caldera volcánica que se sitúa bajo el mar, así como estudiar el proceso de desgasificación hidrotermal submarina en el área del golfo marítimo de Nápoles.
Esto “permite un seguimiento continuo de la temperatura de las emisiones hidrotermales en el fondo, de la concentración de dióxido de carbono de origen volcánico disuelto en el agua del mar y de la corriente marina”, lo que da toda una serie de “parámetros útiles para estimar la energía asociada al proceso de desgasificación submarino y el seguimiento de posibles variaciones”.
El Golfo de Nápoles tiene desde siempre una actividad sísmica elevada al encontrarse entre el gran volcán Vesubio y los Campos Flégreos, una caldera de una veintena de cráteres, muchos bajo el mar, denominada así (tierra ardiente) por los antiguos griegos.
Los Campos Flégreos, con localidades como Pozzuoli, al norte del golfo napolitano, donde reside medio millón de personas, padecen desde hace años el “bradisismo”, un fenómeno geológico que eleva o reduce el nivel del suelo en función del magma y gas que acumula en el subsuelo y que ha desatado un enjambre sísmico.