Expertos reivindican una arquitectura del buen vivir
Por Paula Bayarte
Desde las alturas de los asentamientos informales de la periferia de Lima, comenzó la decimotercera edición de la Bienal Iberoamericana de Cultura y Urbanismo (BIAU) con el objetivo de reivindicar una arquitectura del buen vivir que pueda hacer frente a los desafíos de la región.
La edición de la bienal se desarrolla del 2 al 6 de diciembre en la capital peruana y además de premiar 50 obras e iniciativas, reúne a expertos en charlas, proyecciones y exposiciones para intentar construir futuros más equitativos y sostenibles.
El centro cultural comunal del barrio La Balanza, en el popular distrito de Comas, ubicado en el norte de Lima, fue la sede desde la que se dio inicio a este encuentro, al ser un emblema en la ciudad de gestión comunitaria.
“Partimos por La Balanza porque el tema principal de la Bienal es justamente ‘el clima, acciones por el buen vivir’, buscando las formas en cómo la arquitectura y el urbanismo tienen que transformarse para poder responder a los retos climáticos o socioeconómicos y políticos en donde la ciudad, el territorio y la forma en cómo vivimos tiene que ver”, dijo a EFE una de las comisarias, Elizabet Añaños.
La arquitecta detalló que este barrio representa cómo desde la acción y gestión comunitaria se han podido construir diferentes espacios culturales, y sostuvo que este puede servir de inspiración para impulsar buenas prácticas locales que puedan orientar a los retos actuales.
“La arquitectura tiene un rol fundamental en la calidad de vida de las personas, desde el espacio público, desde las escuelas donde vamos, desde el acceso a la vivienda justa, desde el acceso a la vivienda digna. La arquitectura está directamente relacionada con el buen vivir”, agregó.
En este sentido, indicó que este buen vivir tiene que ir ligado a la adaptación del territorio y de la cultura en cada lugar de Iberoamérica.
El escenario que acogió a arquitectos y expertos de España, Argentina, Brasil y Colombia fue el Local Comunal y Comedor San Martín del 11, un innovador centro que recogió el espíritu teatral que ya había en el barrio a finales del siglo pasado para ser un espacio multiusos con biblioteca y un comedor popular.
Este edificio es punto central en el barrio que se eleva en asentamientos informales de pequeñas casas de autoconstrucción en las laderas de las montañas, pero también es sede del Festival Internacional de Teatro en Calles Abiertas (Fiteca).
En este contexto donde la vivienda digna es un reto, la coordinadora del jurado, Almudena Ribot, destacó junto al centro cultural, que la arquitectura tiene que ir un paso más allá.
“No vale solamente hacer arquitectura interesante o bonita, sino que hay que hacer arquitectura integrada en el contexto sociopolítico, socioeconómico y climático o ambiental en el sentido energético”, señaló.
Uno de los puntos claves de esta BIAU ha sido el premiar proyectos que favorezcan el acceso a la vivienda, así como acciones concretas que mejoren la calidad de vida a través de nuevos enfoques de diseño, planificación, investigación, la enseñanza y las iniciativas comunitarias en Iberoamérica.
Concluyó al indicar que la bienal no busca premiar nombres o proyectos individuales, si no la colectividad de la misma arquitectura, que es según sus palabras, es como se debería trabajar.
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