Por Amador Contreras Torres
(Primera de 2 partes)
EL REGRESO. En una ceremonia en el Capitolio, se dio el regreso de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos. Su retorno a la Casa Blanca es una versión recargada. Es un mandato 2.0 que promete regresar la grandeza de Estados Unidos otra vez. Reclama más territorio, más poder, más grandeza, enviará tropas a la frontera sur, anuncia que va a recuperar el canal de Panamá, y reclama la supremacía de Estados Unidos, porque “ganamos 2 guerras mundiales, derrotamos al fascismo y no hay nada imposible para nosotros. Lo imposible es lo que mejor podemos hacer”, al tiempo que anunció que enviará astronautas estadounidenses al planeta Marte. NUEVO ORDEN. La nueva edad de oro de Estados Unidos comienza ahora mismo, y mi legado será el de constructor de la paz. Terminaré con todas las guerras en el Mundo. Ayer mismo, antes de tomar posesión, regresaron a sus casas los primeros rehenes en Gaza y Palestina, expresó un exultante Donald Trump, que regresa ahora con más poder, con los votos en las urnas, 77 millones de votos el pasado noviembre, la mayoría en las 2 Cámaras legislativas y el perfil heroico de haber salvado la vida de un atentado a balazos en Pensilvania. “Quisieron quitarme mi libertad, quisieron quitarme la vida, pero Dios me salvó para poder hacer grande a Estados Unidos, otra vez, “, expresó Donald Trump en un discurso macizo, fuerte y esperanzador haciendo conexión emocional con sus votantes, con su base electoral y reclamando la supremacía de los Estados Unidos como la única potencia unipolar sobre la faz de la tierra. Es decir, propone un nuevo orden mundial, una nueva hegemonía, más allá de un esquema bipolar de 2 potencias EUA y Rusia, o un esquema, trilateral de EUA, Rusia y China. Su propuesta es el nuevo orden mundial con Estados Unidos a la cabeza como única potencia indiscutible en el Mundo con la supremacía en todos los ámbitos, desde la producción de autos, la tecnología, las ciencias, la tecnología, la supremacía financiera, militar y geopolítica. Para decirlo sumariamente, fue Trump siendo Trump. Sobre aviso no hay engaño y es un presidente que exige la supremacía de Estados Unidos y el derecho de intervenir militarmente en otros países, para restaurar, el orden, la libertad, la seguridad y la democracia. GÉNEROS. Dijo que, a partir de hoy, solo habrá 2 géneros, masculino y femenino, sólo eso en todos los aspectos de la vida pública y de la sociedad. Las fuerzas armadas tendrán una única misión: derrotar a nuestros enemigos. Los Estados Unidos reclamarán su lugar correcto como la nación más poderosa del Mundo. El Golfo de México será renombrado como el Golfo de América y vamos a recuperar el canal de Panamá, porque está siendo manejado por los chinos. Nosotros lo construimos ese canal y no se lo entregamos a China. Se lo entregamos a Panamá. Por eso vamos a recuperar ese canal, esa importante vía interoceánica. No vamos a permitir que ningún obstáculo nos derrote. Vamos a ganar como nunca antes en la historia del Mundo. Seremos una nación libre, afirmó Donald Trump en su mensaje inaugural como el presidente número 47 de los Estados Unidos. No fracasaremos, dijo Trump. DEPORTACIÓN. Anunció el programa de deportación de migrantes indocumentados más grande de la historia, al margen de los retos logísticos y financieros que ello va a implicar. Dijo que regresa el programa “Quédate en México”, para disuadir la llegada de nuevos migrantes a los Estados Unidos. Su discurso de toma del poder fue congruente con su campaña electoral. Atacando a México, atacando a los migrantes, invocando el aislacionismo, el proteccionismo, la imposición de aranceles a los productos extranjeros; buscando generar, desde el primer momento, una percepción y una realidad de eficacia en las competencias gubernamentales y en la capacidad operativa del Estado para cumplir sus promesas y compromisos de campaña buscando restaurar la grandeza de los Estados Unidos como la única potencia militar y política del Mundo. LA POTENCIA. Ni siquiera mencionó a Rusia, ni a China y su arranque del discurso fue mandar tropas a la frontera sur. Con este fuerte mensaje inaugural, hay una gran preocupación de mexicanos indocumentados que trabajan y viven de forma honesta en ese país, pero que por alguna razón no han logrado arreglar su situación migratoria. Parece que las amenazas de Trump son serias, son reales, y México y los demás países deben prepararse para recibir a sus connacionales que serán deportados en los próximos días. El reto será generar empleos y oportunidades de desarrollo en México. Construir el llamado “sueño americano”, dentro de México. Es una tarea difícil, pero no imposible. El Gobierno de México y el pueblo van a enfrentar retos ingentes en el nuevo escenario mundial con la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
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Pepe Ferruzca