Lun. Mar 31st, 2025

COLUMNA: Palabras prohibidas

Por Redacción Mar27,2025

Inmortales en la red: Reflexiones sobre la memoria digital y nuestro legado online

Por Fernando Castillo*

¿Te has detenido a pensar en la huella que dejas en la red? Cada publicación, fotografía y conversación es un fragmento de nuestra memoria digital, un rastro que nos define y, paradójicamente, perdurará incluso cuando ya no estemos aquí. En la era de la hiperconectividad, nuestra presencia en línea se ha convertido en un legado que trasciende la vida misma.

Pero, ¿qué significa realmente esta herencia digital para quienes nos sobreviven? La inteligencia artificial ha añadido una nueva dimensión a esta cuestión. Como si fuera un episodio de” Black Mirror”, hoy existen “presencias digitales” de personas fallecidas, creadas a partir de sus datos, capaces de responder, conversar e incluso interactuar como si siguieran con vida.

Para algunos, esto representa consuelo; para otros, plantea preguntas éticas inquietantes: ¿quién decide si esa presencia debe existir? ¿cómo se garantiza el consentimiento cuando la persona ya no puede darlo?

A esto se suma el problema de la privacidad post mortem. Una vez que alguien fallece, ya no puede proteger sus datos, y el riesgo de manipulación crece. Desde mensajes alterados hasta perfiles clonados con fines comerciales o fraudulentos, los peligros son tan tangibles como preocupantes.

Pero más allá de los riesgos, también hay una oportunidad. La memoria digital puede ser un puente emocional, una forma de preservar recuerdos y mantener viva la esencia de quienes ya no están. Sin embargo, para que la tecnología sea aliada y no amenaza, es necesario establecer un marco ético que respete la dignidad y la privacidad, incluso después de la muerte.

Nuestro legado en línea nos obliga a replantearnos nuestra relación con la tecnología y el impacto de nuestra huella digital. Al final, no se trata solo de datos, sino de humanidad. Porque en el vasto universo digital, lo que realmente perdura no es la información, sino las conexiones que creamos y los valores que compartimos.

*Licenciado en Lingüística por la Universidad de Colima. Envíame tus dudas o comentarios a lcastilloochoa@gmail.com

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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