Sáb. Abr 12th, 2025

ARTÍCULO: El oficio de cohetero en la villa de Colima

Por Redacción Abr7,2025 #Opinión

Por José Luis Larios García

El acervo documental del Archivo Histórico del Municipio de Colima cuenta con datos de interés con relación al uso de la pólvora, material exclusivo del cuerpo de milicias o del batallón. También, el producto era solicitado por artesanos dedicados a realizar fuegos artificiales como cohetes, luces, castillos o toritos. Durante la época virreinal fue estrechamente vigilada por la autoridad competente. Se tiene indicios que, a mediados del siglo XVI, existía el oficio de cohetero —son aquellas personas dedicadas a realizar pirotecnia—.

La comercialización y distribución de la pólvora estaba administrada a través de los estancos, sitios donde se vendían productos especiales controlados. La institución debía de impedir cualquier perjuicio a la Real Hacienda y evitar algún tipo de accidente.

La real fábrica de pólvora fue creada en la Nueva España desde 1766, bajo la instrucción de la Corona y propuesta por el visitador general y consejero de Indias, José de Gálvez Gallardo, quien, a su vez, promovió el establecimiento del estanco de tabacos, bajo la real cédula del 13 de agosto de 1764 (Vázquez, 2017: 77). Estas ordenanzas fueron bien vistas por las autoridades virreinales, que, además, se agregaron otros artículos a la venta, como la baraja y el papel sellado.

La real cédula del 15 de octubre de 1771 prohíbe la fabricación, venta, y uso de fuegos, así como disparar arcabuz o escopeta cargada con munición.  Reafirma que “ningún cohetero de esta Corte fabricase vendiese, tirarse, ni dispararse Fuegos en ninguna Fiesta particular, o en otra forma que ocurriese, por suntuosa y grave que fuese, a excepción de la Fiestas Reales” (Real cédula, 1771: ff. 2 vta.- 3 fte.). Asimismo, señala lo abundante de fuegos artificiales que se disparan y han difamado muchos incendios en casas o edificios públicos y, por consiguiente, emiten duras penas a los contraventores. Solo estaban autorizados los “maestros coheteros”, quienes poseían experiencia y, por lo tanto, una licencia, “expedida por el director del Real Estanco de Pólvora, junto con una copia del reglamento para que no pudieran alegar ignorancia” (Vázquez, 2017: 78). Los argumentos de control de este producto se debieron a la escasez de pólvora, quizás por cuestiones de guerra, más aún, aseguraban el material para el abastecimiento de la milicia, por considerarlo un elemento indispensable en las armas.

En la villa de Colima, la venta estaba administrada por el estanco de tabacos, pólvora y naipes, el cual se ubicaba en la parte sur de la plaza principal, —hoy museo regional de historia—. Era una casa rústica, de grandes corredores con techos de teja para alojar y proveer tan importante comercio de la época. Sin embargo, las restricciones hacia los coheteros eran muy vigiladas. Así consta un oficio remitido el 4 de julio de 1794 por el subdelegado Luis Gamboa Gómez al corregidor intendente de Valladolid, quejándose del comandante José Gómez, encargado de las milicias por “expender porciones considerables de pólvora de la que está almacenada provisionalmente” (AHMC, caja C-37, exp. 34, f. 1 fte.-vta.). Algunos coheteros la compran a nueve y medio reales, mientras que otros la obtienen a 1 peso.

Existen casos que nos arrojan pistas de la actividad y preparación de fuegos de pirotecnia, ya que fue recurrente en las festividades religiosas o actos protocolarios a nombre de Su Majestad. Un testimonio de 1801, refiere que el cohetero José María Gómez de Cárdenas, tramitó una licencia con el argumento de elaborar “los fuegos para la salva de Nuestra Señora de Guadalupe, y con ello otros cohetes y ruedas que necesitan para su novenario” (AHMC: caja D-4, posición 41, f. 1 fte.- vta.). Años atrás, su difunto padre contaba con el respectivo permiso. No obstante, se le fue negada la autorización, pues, “ninguna persona ha de poder ejercitar el oficio, no vender cualquier especie de artificios de fuego o de que alguna manera pertenezca a este ejercicio”. Según expedientes del siglo XIX, aparecen otros coheteros registrados con licencia, como Santiago Plancarte y Antonio Dueñas (AHMC: caja D-34, posición 33, exp. 13, 4 ff.). Los artesanos que practicaban esta labor sin la debida anuencia, se castigaban con “destierro por la primera vez, cuatro de presidio por la segunda, y seis por la tercera” (AHMC: caja D- 4, posición 41, f. 3 fte.). 

Según el estado de corte de caja del administrador del estanco, la venta de pólvora en el mes de enero de 1805, fue de 427 pesos. Luego, al estallar la guerra de Independencia en 1810, los caudales de entrada por producto de lo recaudado del tabaco, pólvora, baraja y papel sellado, dejaron de registrarse (AHMC: caja D- 24, posición 24, exp. 22, f. 107 fte.). Al terminar la lucha insurgente en 1821, las festividades religiosas y cívicas fueron más concurridas. En 1868, la lista de establecimientos del comercio de la ciudad de Colima, registra en la calle de la Muralla, una fábrica de pólvora (AHMC: caja D- 115A, exp. 13, f. 1 fte.).

La población festejaba afuera de las casas consistoriales con fuegos pirotécnicos, encendido de luminarias, repique de campanas de la iglesia parroquial, disparos de salva, entre otros. El oficio de cohetero fue indispensable en todas las celebraciones, a pesar de las prohibiciones o de los detractores de esta actividad; sin embrago, en la villa de Colima fue una práctica recurrente permitida, a veces bajo el cobijo de las autoridades políticas.

Fuetes Consultadas

Archivo Histórico del Municipio de Colima

Real Cedula de su Majestad y Señores del Consejo por la cual se prohíbe en todos los pueblos de estos reinos la fábrica, venta, y uso de fuegos y que no se pueda tirar, o dispara arcabuz, o escopeta cargada con munición, o sin ella, aunque sea con pólvora sola, dentro de los pueblos.  https://archive.org/details/A11313463.

Vázquez Mantecón, María del Carmen, Cohetes de regocijo. Una interpretación de la fiesta mexicana, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2017, 264 p. (Serie Historia General, 35)   http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/cohetes/682.html (consulta: 28 de marzo de 2025).

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