Vie. Jul 11th, 2025

ARTÍCULO: ¿Cómo atender una emoción?

Por Redacción Jun12,2025 #Opinión

Por Ruth Holtz*

Primera parte:

Con mucha frecuencia encontramos que la gente no sabe manejar sus emociones, y entonces desequilibra las funciones del estrés. Éste, en última instancia, se encarga de mantener en un equilibrio dinámico el cuerpo. Con esto queremos decir que el estrés no es malo, lo que produce problemas con el estrés es que la persona continuamente accione dichas funciones de reacción emocional sin una resolución adecuada. Dicho de otro modo, si manejáramos más adecuadamente nuestras emociones el estrés disturbador sería mínimo y de cualquier modo nuestro cuerpo se autorregularía recobrando su equilibrio. Después de todo esa es parte de la función que cumple el estrés.

Veámoslo paso a paso. Vivimos una situación, por ejemplo, de ira. Un compañero de trabajo nos reclama que faltamos a la junta de profesores. La primera parte del manejo emocional tiene que ver con la evaluación de la situación. Es probable que, si somos susceptibles, solemos fallar, tenemos baja autoestima o hemos estado con muchas presiones que juzguemos la situación como demasiado presionante, intimidante, persecutoria o hasta agresiva, si por ejemplo ese compañero ha estado haciendo sus juicios por una especie de rivalidad. Si nuestro estado emocional y nuestra autoestima fueran otras quizá no nos afectaría o lo tomaríamos como lo que es, un reclamo sin mayor trascendencia. Pero si lo tomamos como una afrenta a nuestra persona, la reacción emocional podrá seguramente ser de ira, de coraje. Y allí tendremos otra opción: reaccionamos espontáneamente y le descargamos todo nuestro coraje con múltiples explicaciones o nos aguantamos con prudencia y decoro, o simplemente lo ignoramos. En el primer caso, descargamos, pero agotamos nuestra vitalidad. En el segundo y tercer caso nos quedamos con todo adentro, con toda la química echada a andar por nuestras funciones de estrés y como ni huimos ni atacamos, como no hay desahogo emocional eso hace una crisis en nuestro sistema de estrés. Y si eso ocurre con frecuencia nuestro cuerpo cada vez le resulta más difícil y caro vitalmente el recobrar su equilibrio, hasta que enfermamos.

Una emoción no es un acto etéreo llevado a cabo por un alma descarnada. Una emoción es una reacción fisiológica activada por dos tipos de evaluación mental: una es involuntaria y procede de los estratos más profundos de nuestra historia inconsciente que han producido su marca en las conexiones cerebrales con la amígdala, esa parte del cerebro que nos hace reaccionar emocionalmente a partir de lo que alguna vez resultó ser una experiencia muy intensa emocionalmente. Por ejemplo, el miedo a ser golpeado puede instalar de por vida una reacción emocional involuntaria, impensada ante la agresión de una autoridad, pues está grabada en el cerebro emocional. La otra evaluación mental es posterior y es la que ve la lógica de la situación y con la que pretendemos ser ecuánimes y mantenernos dentro de cierta forma de ser y de expresarnos moralmente aceptable. Estamos en continua lucha por adecuar ambas y lidiar con lo instalado en nuestro cerebro en etapas muy tempranas. Lo fundamental para ello es encontrar el modo de atender una emoción desde su gestación y conducirla, como a un niño, por el camino adecuado. Además de considerar nuestro propio estado de ser e identidad. De eso hablaremos en la segunda parte…

* Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40   |    Correo: biopsico@yahoo.com.mx

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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