Por David Asta Alares
Con 1,380 millones de números de identidad digital y más de 10,500 millones de transacciones en línea mensuales, los datos de la infraestructura digital pública de la India dan vértigo y el país aspira a exportar su modelo, pero la concentración masiva de datos y las filtraciones igualmente monumentales son fuente de preocupación.
Se trata del conocido informalmente como India Stack, la “pila” de interfaces de programación de aplicaciones (API) desarrollada por el Gobierno de la India a partir de 2009.
El aspecto más visible de la revolución digital de la India es la interfaz de pago unificado (UPI), que permite realizar transferencias instantáneas, y cuyos códigos QR decoran desde los mostradores de las grandes superficies hasta los puestos más humildes al borde de la carretera.
“Utilizo UPI desde hace más de un año, los clientes me lo pedían, aunque más o menos la mitad de la gente sigue pagando en efectivo”, explicó a EFE Raj Kumari, sentada en el suelo tras las pequeñas pilas de plátanos, papayas y naranjas que vende a diario en una callejuela céntrica de la capital india.
La situación es similar en zonas rurales, incluso algunos mendigos recuerdan que tienen UPI en caso de que los viandantes aseguren no llevar efectivo, pero el acceso no es total.
Los mayoristas de frutas no aceptan pagos digitales, explica Kumari, y en términos generales solo un 41% de los hombres indios posee un teléfono inteligente frente al 25% de las mujeres, según un informe de 2021 de la GSMA, la asociación mundial de la industria de la telefonía móvil.
El germen: Identidad digital para distribuir subsidios
India Stack engloba además el número biométrico de identidad Aadhaar, el servicio de digitalización de documentos oficiales DigiLocker o el eKYC, que permite a empresas verificar a sus clientes de forma electrónica.
Pero la infraestructura digital de la India no se construyó en un día, ni nació de un plan maestro trazado de antemano.
“En 2009, cuando empezamos con Aadhaar, no había una serie de ideas de futuro más allá de la identidad”, explicó a EFE el que fue arquitecto jefe de este sistema, Pramod Varma.
La identidad digital, que incluye datos como el escáner de retina y las huellas dactilares, surgió como una manera de mejorar el reparto de subsidios directos a los más pobres del país.
“Pero la gente necesita acceso a algún modo de ingresar y gastar dinero, de nada sirve impulsar la apertura de cuentas y enviar dinero si alguien tiene que viajar todo un día para llegar a un cajero”, explicó.
Varma atribuyó a la llegada al poder en 2014 del actual primer ministro indio, Narendra Modi, el impulso a la infraestructura digital del país asiático, que según afirmó en 2021 el Fondo Monetario Internacional (FMI) está revolucionando el acceso a la finanza de millones de indios.
El propio Modi aseguró que el sistema de API del país asiático es el regalo en código abierto al mundo. «Esto es para asegurar que nadie se queda atrás», dijo durante un evento del G20 en la ciudad de india de Bangalore.
Armenia, Sierra Leona o Mauricio son algunos de los ocho países que han firmado acuerdos con Nueva Delhi para adoptar estas tecnologías, reveló el viceministro indio Rajeev Chandrasekhar el pasado septiembre.
Inquietud por la seguridad y falta de privacidad
La historia de éxito presentada por el Gobierno indio contrasta, sin embargo, con el escepticismo generado por los casos masivos de robo de datos.
Solo la semana pasada, los datos de 815 millones de indios acabaron en internet tras una filtración masiva del Consejo de Investigación Médica de la India (ICMR), informaron medios del país.
“En serio, ¿qué tipo de infraestructura digital pública está siendo construida en la India? ¿Cómo podemos ofrecer un modelo al mundo democrático?”, se interrogó el activista Apar Gupta en la red social X, antes Twitter.
Prateek Waghre, director de políticas de la Fundación para la Libertad de Internet india (IFF, en inglés), afirmó a EFE que el Gobierno indio ha mantenido un “desprecio histórico” por la privacidad de la población.
Aunque el país asiático aprobó recientemente una ley de protección de datos, la legislación no es funcional a falta de reglamentos que la expandan, explicó Waghre.
Pero para el activista, el problema con la infraestructura pública digital india es de fondo.
“Puedo ver la lógica en pensar que la digitalización puede ayudar a atajar las fallas en la prestación de servicios, pero no puede sustituirlos a todos”, lamentó.
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