Los manglares, los grandes secuestradores de carbono
Por Doctora Julieta Hernández López*
Además de su belleza natural, los manglares proporcionan un sinfín de servicios ecosistémicos, proveen zonas seguras para animales como peces, aves, reptiles, anfibios, entre otros; reducen la erosión en la zona costera, sirven de protección a la infraestructura contra tormentas y oleaje, son biofiltros de contaminantes y se ha considerado que este tipo de bosques en algunas regiones, retienen la mayor cantidad carbono orgánico por hectárea, inclusive más que las selvas tropicales. Este último servicio es considerado sumamente importante en la regulación del clima.
De acuerdo con datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), después de la revolución industrial, comenzó un preocupante incremento de la concentración global del CO2, mientras que en la época preindustrial los niveles atmosféricos oscilaban alrededor de 280 Partes Por Millón (PPM), después de 1950 los valores superaban los 310 PPM y ya para el año 2000 la concentración de CO2 era de 370 PPM, mientras que actualmente supera los 420 PPM.
Como consecuencia del incremento de los gases invernadero, la temperatura registrada ha mostrado valores de 1.2ºC por encima de las temperaturas antes de 1880, lo cual ha traído condiciones graves a nivel global. Diversas organizaciones mundiales buscan soluciones para mitigar y establecer planes estratégicos para evitar que la temperatura siga incrementando, entre estos se encuentra la conservación de los ecosistemas que almacenan grandes cantidades de CO2, como los manglares, los pastos marinos y las marismas.
Según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), a pesar de su importancia, en los últimos 20 años a nivel mundial se han perdido 20 millones de hectáreas de bosques de manglar y en México se considera que anualmente se pierden 10,000 hectáreas. La pérdida de estos ecosistemas está principalmente asociada al cambio de uso de suelo, ya que, al habitar en la zona costera, muchas veces son sustituidos por puertos, desarrollos turísticos, zonas industriales, urbanas y agrícolas, así como grandes carreteras.
La problemática de la deforestación de los manglares no sólo radica en la pérdida de los árboles, sino que al desaparecer dejarán de consumir CO2, pues el mayor almacenamiento de carbono está en sus suelos, por lo tanto cuando se deforestan y los suelos de los manglares son removidos, se libera todo el carbono que estuvo almacenado durante cientos y hasta miles de años en el ecosistema y este puede ser devuelto nuevamente a la atmósfera, por lo que se ha calculado que la deforestación de los manglares libera anualmente 120 millones de toneladas de CO2 al año.
Datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) indican que en Colima se tienen censados 3500 hectáreas de manglar, distribuidas a lo largo de toda la zona costera, siendo El Chupadero, la laguna de Cuyutlán, la laguna del Valle de las Garzas y la laguna de Juluapan (ubicada cerca de Manzanillo) son algunos de los ecosistemas de manglar más importantes en nuestro estado.
En la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima se trabaja con proyectos relacionados a la medición de los reservorios de carbono en estos ecosistemas, los cuales consisten inicialmente en realizar una caracterización física, química y biológica y posteriormente determinar cuánto carbono está contenido en los árboles vivos y en las raíces aéreas de éstos, así como el contenido de carbono dentro de los suelos. También se censa el estado ecológico de estos ecosistemas, con la finalidad de buscar estrategias que mejoren sus condiciones para aquellos que puedan presentar un riesgo alto de ser destruidos.
Existen diversas actividades económicas que se desarrollan alrededor de los manglares en el estado, por lo que se busca el trabajo conjunto con otras instancias para proponer medidas de conservación y/o restauración, siempre con metas para un desarrollo sostenible, para que los beneficios no sólo sean ecológicos, sino que beneficien a todos los usuarios de estos sistemas. Finalmente, cabe mencionar que los resultados obtenidos a partir de estos proyectos generan información básica para contabilizar los reservorios de carbono en nuestro país. Los estudios relacionados en la región Central del Pacífico Mexicano son escasos y no hay precedentes en los que se haya contabilizado directamente el reservorio de carbono en manglares del estado de Colima.
*Profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima