Por Wu Sunpeijing*
La candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, se ha convertido en la primera mujer presidenta de México tras 200 años de vida independiente del país. El carácter feminista de las elecciones ha impulsado a las mujeres y activistas feministas, destacando a México como pionero en la igualdad de género y elevando las expectativas sobre su desarrollo futuro, pues en 2021, la proporción de mujeres en el Congreso superó el 50%, el país ha demostrado un firme compromiso con la promoción de los derechos de las mujeres. Actualmente, 9 de los 32 estados tienen mujeres gobernadoras y varios ministerios están dirigidos por mujeres. Sin embargo, detrás de los logros deslumbrantes, las condiciones desfavorables de muchas mujeres mexicanas aún necesitan atención.
Aunque el marco legal ha aumentado la participación y representación de las mujeres en México todavía existen retos importantes por superarse, tales como asignarlas a distritos desfavorables, privarlas de apoyo, asignarles trabajos irrelevantes, intimidarlas, atacarlas, hacer comentarios discriminatorios, exigirles más rendición de cuentas y ejercer violencia física. En casos extremos, el acoso político puede convertirse en agresión sexual o asesinato.
En el ámbito económico y laboral, las desigualdades son significativas. En primer lugar, hay una disparidad en las tasas de empleo. Según datos estadísticos del Gobierno mexicano, a finales de 2023, el 76% de los hombres estaban en el mercado laboral, frente al 47% de las mujeres. Además, existe una brecha salarial de género del 16%, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). A nivel regional, la Ciudad de México, San Luis Potosí, Chiapas y Veracruz tienen las menores brechas salariales, mientras que Colima, Baja California Sur y Tlaxcala tienen las mayores, todas cerca del 25%.
En el ámbito sociocultural, los estereotipos de género siguen arraigados. Las concepciones tradicionales sobre los roles de género en la sociedad mexicana impactan el papel y la posición de las mujeres, esperándose que asuman mayor responsabilidad en el hogar y crianza, mientras que los hombres son vistos como los principales sustentos económicos. Según una encuesta de El País, más del 75% de los mexicanos consideran que la discriminación de género basada en el machismo sigue existiendo. Otra encuesta del IMCO revela que más de la mitad de las mujeres han renunciado a sus carreras para cuidar a sus hijos, comparado con solo el 20% de los hombres.
Esta división de roles tradicional y rígida ha llevado a las mujeres a una doble dificultad: la carga de responsabilidades familiares limita su avance profesional y afecta su independencia económica y perspectivas laborales. En resumen, las desfavorables condiciones en las que se encuentran las mujeres mexicanas siguen siendo prevalentes y de gran gravedad en todos los ámbitos sociales. Expertos opinan que, aunque se celebra la llegada de la primera presidenta de México, es importante mantener una conciencia clara sobre la situación social de las mujeres. Ser política y mujer no garantiza que las cuestiones de género sean su prioridad. Claudia Sheinbaum ha sido criticada por no tomar una posición clara respecto a AMLO y por su participación en la represión policial de feministas en Ciudad de México.
A pesar de ello, la actitud de Sheinbaum hacia las cuestiones de género es positiva por 2 razones principales. Primero, durante su mandato como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, implementó varias políticas inclusivas que beneficiaron los derechos de las mujeres. Segundo, la protección y defensa de los derechos de las mujeres es una parte importante de sus propuestas de la campaña, tales como reformar las leyes para asegurar investigaciones rigurosas sobre todas las muertes violentas de mujeres, establecer una agencia especializada para proteger los derechos de las mujeres, brindar apoyo económico a las madres que trabajan a tiempo completo, reconociendo el valor de su trabajo doméstico; abogar por pensiones para mujeres de 60 a 64 años.
En conclusión, la elección de la primera presidenta en México marca un logro significativo para el movimiento feminista del país. El ascenso de las mujeres al poder representar un cambio importante en las ideas sociales. Este cambio no solo radica en los conceptos en sí, sino también en la aceptación y el apoyo generalizados que reciben. Por ello, esto no indica el fin de la lucha por los derechos de las mujeres en México, sino un nuevo comienzo que lleva consigo una mayor responsabilidad en cuestiones de género.
*Centro de Estudios de América Latina de la Universidad de Shanghái, RPC.
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